Nemia Coca, atleta y entrenadora, vio por primera vez a Héctor Garibay en el estadio de Oruro. Él trotaba sin descanso para perseguir su sueño de ser futbolista y ella se daba cuenta que había descubierto a una futura estrella del atletismo. Se acercó, lo felicitó por correr 50 vueltas, le dijo que podía aguantar media maratón, lo invitó a su club, le ofreció entrenamiento gratuito y le explicó que no sería fácil, pero que ella gestionaría recursos para iniciar esta gran carrera. Él aceptó, comenzó a ganar competencias y para seguir cosechando éxitos, dividió su tiempo entre los entrenamientos y el oficio de taxista.
“A Héctor le gustaba el fútbol, pero se había lesionado. Trotaba como una forma de rehabilitarse. Lo vi correr, lo invité a mi Club Pie de Viento y le dije que tendría entrenamiento gratuito. Le expliqué que primero correríamos en competencias municipales y departamentales, y sí él era muy bueno, iríamos a carreras internacionales. Le dije: ‘sí tú quieres, al empezar te voy a prestar dinero, yo voy a comprar los pasajes. Él me respondió que sí’”, contó a Brújula Digital la entrenadora Coca.
Al narrar cómo descubrió a Garibay, el reciente ganador de la maratón de México, Coca evocó su propio inicio, recuerda aquella vez que corrió para ganar un par de zapatillas y las incontables veces que tocó puertas para conseguir apoyo y viajar a competencias internacionales para representar al país. Ahora, en su faceta como entrenadora, Coca asegura que nada cambió y explica que, ante la falta de recursos, muchos atletas bolivianos se ven obligados a dividir su tiempo entre los entrenamientos y el trabajo.
Tal es el caso de los premiados atletas que Coca formó en los últimos años. Explicó que realizó gestiones e hizo un programa con ayuda de la gobernación de Oruro para dar alimentación, solventar los gastos de hoteles y pasajes nacionales e internacionales de los deportistas que se preparaban para competencias. “Lograron ganar medallas”, resaltó, pero explicó que pese a cosechar éxitos y recibir esa ayuda, ellos debían desempeñar otros oficios –como pelar papas, conducir taxis y ser meseros– para cubrir sus gastos personales. “Hacen un doble esfuerzo, hacen dos sesiones de entrenamientos y en su descansado se van a trabajar”, explicó.
Por ejemplo, Garibay, oriundo de Oruro, trabajó de taxista para solventar sus gastos, debido a que el respaldo y los patrocinios que recibía no le alcanzaban para vivir el “día a día” ni para pagar las cuentas. El domingo 27 de agosto, luego de conquistar la maratón de la ciudad de México, relató que en Bolivia tenía un vehículo y que era taxista, pero también subrayó que ahora está dedicado 100% al atletismo. Comentó, además, que participó en la maratón mexicana con el fin de ganar “un dinero” que le ayude a prepararse para los Juegos Olímpicos de París 2024. Precisamente, obtuvo un premio de 30.000 dólares por haber ganado la carrera y otros 30.000 por haber conseguido el récord.
Según Coca, otra de las atletas que se esfuerza por conseguir sus sueños es la marchista Mayra Karen Quispe. “Ella trabaja en una pensión de camarera, también trabaja de minibusera”, explicó.
El atleta David Ninavia –que ahora cursa una beca que le otorgó la California Baptist University de Estados Unidos– trabajaba de taxista en las noches luego de sus jornadas arduas de entrenamientos, recordó su hermano Miguel. “Salía a trabajar de taxista en Llallagua, también les ayudaba a mi papá y mi mamá que viven el campo. Tuvo la oportunidad de conseguir la beca y se fue”, contó a este medio.
Ninavia aseguró que su hermano tiene previsto ir a los Juegos Panamericanos en octubre. Recordó que David recibió muy poco apoyo de las autoridades en Bolivia. Ahora –según explicó– la familia quiere que él pueda también terminar una carrera profesional en Estados Unidos.
Mario Flores es otro de los atletas orureños que va cosechando éxitos nacionales e internacionales, pero trabaja de todo para continuar con su entrenamiento físico y solventar sus gastos personales. “Él pela papas, trabaja de cargador, de cocinero, de todo hace él. Es un buen deportista, pero trabaja de todo porque no le alcanza el dinero”, contó Coca.
Para conseguir recursos, muchos de los atletas participan en competencias nacionales e internacionales que dan premios. Así lo hizo Garibay en la maratón de México.
En el exterior, los atletas de élite llegan a las competencias internacionales en compañía de equipos de profesionales que van desde fisioterapeutas hasta psicólogos. “Tienen un médico, un entrenador y un utilero para llevar sus cosas, además tienen un delegado para ir a las reuniones y hacer las gestiones. Todas esas funciones las hago yo cuando viajo con mis deportistas a competencias internacionales”, aseguró Coca. Incluso preparaba la comida para ahorrar los recursos.
En la mayoría de los casos, ante la falta de recursos, los atletas de élite viajan solos a las competencias internacionales. Al igual que Garibay en México, la fondista paceña Jhoselyn Camargo estuvo sola en Colombia. Pese a esa dificultad, la joven ganó el domingo 3 de septiembre la media maratón de Medellín.
Además de entrenar, en Bolivia, la mayoría de los atletas y entrenadores hacen el trabajo de gestores, es decir de tocar puertas para conseguir recursos que puedan garantizar sus viajes y viáticos a competencias internacionales. Por ejemplo, en mayo de 2022, Camargo debía representar al país en los Juegos Iberoamericanos de Alicante (España), pero no tenía dinero para sus pasajes y se enteró que no recibiría el apoyo del Gobierno. No se dio por vencida y para recaudar fondos rifó en redes sociales sus zapatillas deportivas y su uniforme de la selección nacional de atletismo. La subasta fue noticia en los medios y días después el Viceministerio de Deportes cambió de postura y financió el viaje.
Para entrenar en el país, muchos de los atletas deben lidiar con una serie de dificultades que van desde no tener dinero para comprar unas zapatillas de competencia hasta arriesgar su integridad por correr en carretera sin los equipos necesarios.
Camargo –por ejemplo– buscó alternativas y optó por comprar calzados a medio uso. “Durante muchos años yo fui una cliente fiel de los tenis a medio uso de la (Feria) 16 de Julio, así como muchos deportistas, no siempre se conseguía lo que uno buscaba, pero para eso alcanzaba la economía, ser deportista de élite en Bolivia es muy duro”, contó.
Acceder a especialistas de salud también es complicado. Según la entrenadora Coca, cuando uno de sus deportistas se lesionaba, ella iba al estadio de Oruro, esperaba a los médicos y fisioterapeutas del club San José y les pedía favores. “Les decía: tengo mi atleta, se ha lesionado, ha clasificado a los Juegos Bolivarianos, ¿me lo puedes ver?, ¿me lo puedes atender gratis?”, contó.
Ser maestra o trabajos eventuales
Desde sus inicios, Jhoselyn Camargo dividió su tiempo entre sus estudios, los entrenamientos y el trabajo. Su esfuerzo valió la pena. Además de destacarse en el deporte, se formó en las carreras de contabilidad y psicología. En colegio recogía botellas plásticas para recaudar recursos, luego trabajó de niñera y atendía una tienda de abarrotes. En la actualidad, durante las tardes, da clases de atletismo a niños.
La fondista, que ganó la medalla de bronce en los Juegos Suramericanos de 2018 y una de oro en el Grand Prix Sudamericano de 2021, en Paraguay, aseguró que recibe la beca de apoyo del programa Tunkas (3.000 bolivianos mensuales) y que es de gran ayuda, pero no alcanza para cubrir todo lo exige el entrenamiento de un atleta de élite.
“Si bien estamos en ese programa de los Tunkas, nos dan seis meses ese monto económico de los 3.000 bolivianos y durante el segundo semestre del año. Y en el caso de los deportistas que estamos en más niveles de élite que son más competitivos, llegamos a gastar de 4.000 a 5.000 bolivianos mensuales, y eso es lo más reducido. La indumentaria, los pasajes, la alimentación y preparación representan una gran inversión”, explicó Camargo a Brújula Digital.
Con destacados récords, la marchista paceña Angela Castro divide su tiempo entre los entrenamientos que exigen las competencias de élite y trabajos eventuales.
Contó que en 2019 estuvo en el programa de los Tunkas y luego pasó a formar parte de la beca Olímpica que se da a los ya fueron a unos Juegos Olímpicos y están en proyección de ir a la próxima competencia en París (Francia).
“Casi es el mismo monto (de los Tunkas) lo que se gana, porque de ahí tenemos que dar al entrenador, obviamente no es suficiente. A mí me deben desde agosto del año pasado, ya es un año que no me dan, yo tengo que seguir entrenando y es muy difícil porque se gasta mucho económicamente. Entonces uno busca algún trabajo o encuentra una forma de hacer dinero”, explicó Castro a Brújula Digital.
Frente a ese escenario, la marchista da todo su esfuerzo para continuar con sus entrenamientos y realiza trabajos momentáneos para solventar sus gastos. Y es que un atleta de élite necesita recursos para cubrir desde el pago del entrenador hasta el acceso a sesiones de fisioterapia, por eso calcula que, para la preparación de competencias internacionales, un deportista requiere al menos 10.000 bolivianos mensuales.
“Nos piden resultados, sueñan con medallas olímpicas, sueñan con medallas mundiales, pero no hay el apoyo para (conseguir) esas medallas”, lamentó Castro y recordó que muchas veces les dicen que, si no tienen resultados, los sacarán de las becas y ella se pregunta: “Cómo puedo tener resultados si no hay ese apoyo”.
Este 2023, el Programa Tunkas otorgó becas económicas a 20 deportistas seleccionados en diversas disciplinas. Cada deportista recibe un apoyo mensual de Bs. 3.000 durante seis meses. Este año, el programa es implementado exclusivamente por el Ministerio de Salud y Deportes y Boliviana de Aviación (BOA), lo que representa un nuevo desafío para la iniciativa, se lee en una nota de prensa.
Hace unas semanas, luego de ganar la maratón en México y revelar que no recibe el apoyo de las autoridades, Héctor Garibay recién fue incluido en el programa de Tunkas. Este medio buscó a la viceministra de Deportes, Cielo Veizaga, para conocer sobre las características de esta beca y cómo se hace la selección de los beneficiarios, pero no tuvo respondió hace el cierre de edición de la nota.
Castro entrena desde hace 15 años y aseguró que, pese a todos los obstáculos y la falta de recursos, ella no se rinde y siempre se prepara para ir a más competencias. Lo mismo hace Camargo.
Y a esta carrera por los sueños también se suman los atletas que están a cargo de la entrenadora Coca, quien desde su experiencia hace un pedido a las autoridades: invertir en los atletas bolivianos y darles al menos un salario básico para que puedan dedicar todo su tiempo a entrenar. “¿Se imagina cuántas medallas de oro tendría Bolivia?”, se preguntó.
BD/AC