La planta de Fukushima Daiichi fue destruida en marzo del 2011, después de que un enorme terremoto de magnitud 9,0 frente a la costa japonesa generara un poderoso tsunami que provocó la fusión de tres de sus reactores.
Japón comenzó este jueves a verter al océano Pacífico más de un millón de toneladas de agua radioactiva procedente de la planta de energía nuclear de Fukushima, recogen medios locales.
El operador de la planta, Tokyo Electric Power (TEPCO), anunció que la descarga comenzaría alrededor de las 13:00, hora local (04:00 GMT). «La bomba de agua de mar A se activó», informó TEPCO, confirmando así que la liberación del agua radioactiva estaba en marcha.
La bomba activada se encargará de enviar el primer lote de agua tratada, que se encuentra diluida desde una piscina de mezcla, a una piscina secundaria, para luego descargarla al Pacífico a través de un túnel submarino. El agua se recoge y se recicla en parte como agua de refrigeración después del tratamiento, y el resto se almacena en unos 1.000 tanques, que ya están al 98% de su capacidad.
Se espera que la primera liberación de 7.800 toneladas de agua tratada dure alrededor de unos 17 días. Tanto TEPCO como la agencia de pesca de Japón han dicho que monitorearán el agua del Pacífico para detectar la presencia de niveles radiactivos. A su vez, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) destacó que también supervisará el proceso, que se espera que demore unos 30 años en completarse.
A su vez, TEPCO explicó que la operación se suspendería inmediatamente en caso de que se detecte alguna anomalía en el equipo de descarga o en los niveles de dilución de las aguas residuales tratadas. Además, mencionó que enviará un barco en las próximas horas para recolectar muestras para monitorear y garantizar que las aguas radiactivas vertidas cumplan con los estándares de seguridad.
Reacciones ante la medida de Tokio
Por su parte, un portavoz de la Administración de Seguridad Nuclear de China criticó este jueves al Gobierno de Japón de ser «extremadamente egoísta e irresponsable por lanzar por la fuerza la descarga [de aguas residuales radiactivas]». Asimismo, comentó que esta medida pone por encima «sus propios intereses egoístas por encima del bienestar de toda la humanidad».
La Cancillería china, a través de un vocero, expresó su «firme oposición y enérgica condena» respecto a la medida adoptada por Tokio. El portavoz comentó que la parte japonesa «no demostró la legitimidad de la decisión de descargar el agua al mar», ni la «confiabilidad a largo plazo del dispositivo de purificación de agua contaminada nuclearmente», haciendo referencia a «la autenticidad y exactitud de los datos» del líquido vertido.
«El océano es propiedad común de toda la humanidad», enfatizó el funcionario, agregando que «lanzar por la fuerza al océano el agua contaminada de Fukushima es un acto extremadamente egoísta e irresponsable que ignora los intereses públicos internacionales».
En una conferencia de prensa, el primer ministro surcoreano, Han Duck-soo, instó a las autoridades japonesas a revelar la información sobre las emisiones de aguas residuales de la central nuclear de Fukushima liberadas al océano durante los próximos 30 años.
También el Ministerio de Ecología y Medio Ambiente de China aseguró que intensificaría la monitorización de la radiación en las regiones marítimas del país, además de mantenerse alerta ante cualquier efecto causado por el vertido.
La Administración General de Aduanas de China anunció este jueves que suspendió completamente las importaciones de todos los productos marinos provenientes de Japón, con el objetivo prevenir los riesgos de contaminación radiactiva por la descarga de las aguas residuales nucleares, así como garantizar la seguridad alimentaria de los productos importados y la salud de los consumidores chinos.
La planta de Fukushima Daiichi fue destruida en marzo del 2011, después de que un enorme terremoto de magnitud 9,0 frente a la costa japonesa generara un poderoso tsunami que provocó la fusión de tres de sus reactores.
Según el Gobierno japonés, la liberación de agua es segura y cuenta con el aval del OIEA. En un informe de junio, el OIEA señaló que el plan de vertido cumplía con los estándares internacionales y que el impacto que tendría en las personas y el medio ambiente era «insignificante».
Protestas por los planes de Japón
Naciones vecinas, como China y Corea del Norte, han manifestado un fuerte rechazo a la medida, mientras que ciudadanos en Corea del Sur han protestado contra la decisión del organismo de control nuclear de la ONU.