En las cuencas del lado peruano la actividad minera sigue operando. Esas aguas contaminadas desembocan al lago Titicaca y van hacia las comunidades de Bolivia. Además, el nivel del agua de este lago llegó a un nivel histórico y hay preocupación
Ivan Alejandro Paredes
El lago Titicaca es una maravilla contaminada y con parámetros preocupantes por el descenso de su nivel de agua. En Bolivia miran al Perú porque la actividad minera en el departamento de Puno está matando al lago navegable más alto del mundo. Además, el cambio climático también pone su parte: las sequías están provocando que algunas zonas de este lago empiecen a secarse.
Teófilo Choquevillca es el alcalde del municipio de Copacabana. Esta región es la más turística en el lado boliviano que está a orillas del lago Titicaca. El burgomaestre mira con preocupación la situación por la que atraviesa el lago sagrado y dijo que en su localidad se están tomando medidas para frenar la contaminación y también luchar contra el cambio climático. Sin embargo, apuntó a la región peruana de Puno de ser la culpable por el momento difícil que vive el enorme reflejo de agua.
“Nosotros estamos tomando medidas de control para evitar la contaminación de nuestro lago sagrado. Es verdad que el nivel del agua del lago ha ido bajando. Ahora está más o menos en un metro y medio y empezó a secar algunos lugares. En cuenta a la contaminación las aguas servidas ya no van al lago, van a una planta de tratamiento”, dijo Choquevillca.
La autoridad apuntó a Puno como el epicentro de la contaminación del lago, pero también indicó que las aguas servidas de la ciudad de El Alto también aportan a la contaminación del Titicaca.
“Las aguas manantiales se están perdiendo. Yo soy de una comunidad que tenía aguas filtradas y se fueron secando. Entonces, nuestra esperanza es el lago Titicaca y es necesario que la gente tome consciencia. En Copacabana educamos desde la niñez para que cuiden el lago”, añadió el alcalde Choquevillca.
Problema sin solución
Ese problema que no tiene solución en el lado peruano está afectando las comunidades bolivianas. La contaminación -que es ocasionada por la minería formal e informal en Perú- llegó al lago Titicaca y eso afecta principalmente a la pesca, pero también a las condiciones de vida.
Los gobiernos de Bolivia y Perú están trabajando con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y en alianza con el sector privado, cooperación internacional y comunidades indígenas y campesinas hacia la descontaminación del lago Titicaca a través de la iniciativa Gestión Integrada de Recursos Hídricos-Titicaca-Desaguadero-Poopó-Salar de Coipasa, que es financiada por el Fondo para el Medio Ambiente Mundial (GEF).
A diez kilómetros lago adentro de la localidad de Puerto Pérez, en Bolivia, flota la estación hidrometeorológica que recoge información de monitoreo. Es la primera de su tipo que se instala en el Titicaca. Existen iniciativas similares en ríos y lagos más pequeños en Europa y Sudamérica, como el lago Vichuquén en Chile, pero en el lago más alto del mundo, es una novedad y una necesidad.
Una segunda estación se ha instalado este año en la Bahía Mayor del lago en Puno, en Perú, para medir el impacto de la actividad acuícola en la calidad del agua.
Según expertos, con estas iniciativas tecnológicas se puede visualizar la evolución espacio-temporal de la condición del agua e identificar las zonas más vulnerables donde se deberá intervenir para tomar medidas capaces de mitigar la magnitud de consecuencias devastadoras para el lago y las actividades humanas.
En el municipio de Huarina, por ejemplo, existen zonas donde la sequía azotó la vida normal del lago. Uno puede pisar el suelo húmedo que antes era un espejo de agua. Ahí solo hay barro y pájaros que están muertos debido a que el lago era como su casa.
El presidente de la Autoridad Autónoma del Lago Titicaca (ALT), Juan Ocola Salazar, anunció que preparan un informe sobre la alarmante disminución del caudal del lago Titicaca que será entregado a los gobiernos de Bolivia y Perú, que comparten el dominio de las aguas.
“No recupera los niveles normales desde hace diez años y estamos a punto de llegar al nivel mínimo, lo que derivaría en el cierre de las compuertas que están en Desaguadero”, advirtió el funcionario.
Esto implicará que las aguas del lado peruano ya no pasarán por un tiempo a las cuencas del lado boliviano, lo que puede afectar en la agricultura, por ejemplo, en el cultivo de papa y verduras. Pero también en la pesca, ya que habrá niveles de agua reducidos.