Bolivia cumple 198 años en incertidumbre y con fe en litio

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Analistas políticos coinciden en que el sistema judicial está desacreditado debido a la corrupción y que la economía está debilitada.

Bolivia celebra su aniversario 198 en medio de una polarización política, falta de credibilidad en el sistema judicial, frágil estabilidad económica y esperanza en la explotación del litio, según analistas políticos. 

A propósito de las fiestas patrias, especialistas realizaron un análisis sobre las problemáticas más importantes que enfrenta el país y los retos que tiene que superar para responder a las necesidades de la población.

En el ámbito de justicia, el analista político Franklin Pareja sostiene que Bolivia vive una precarización de la institucionalidad democrática, lo que genera la falta de espacios para canalizar demandas y protestas. “Ninguna de las instituciones estatales genera confianza en la población, lo que lleva a la indefensión”, afirma.  

Asegura que el sistema judicial está atravesando el ‘peor momento’ debido a su desacreditación, por ser ‘servil y funcional’ al Gobierno actual. 

“Nos encontramos con un país muy polarizado, una economía muy frágil, un agotamiento del modelo y las ideas y con una ausencia de alternativas que permitan seducir al electorado”, dice Pareja.  

Sobre el punto, el analista político Marcelo Silva sostiene que Bolivia enfrenta un momento de transición en lo político, económico y social, lo que genera incertidumbre. 

POLÍTICA POLARIZADA

En el ámbito político, Pareja afirma que hay un agotamiento del Movimiento Al Socialismo (MAS), que se evidencia en la falta de propuestas novedosas. 

A esto se suma la disputa al interior del partido político gobernante, lo que afecta la gestión gubernamental. “Es una disputa de intereses, no es una lucha de ideas”, dice Pareja. 

Este quiebre podría ser una oportunidad para que la oposición se articule y genere alguna vía alterna. Sin embargo, los analistas cuestionan la falta de opciones desde los demás frentes. 

Silva sostiene que el país está viviendo una época de transición caracterizada por la presencia de ‘esquemas viejos que no terminan de morir’ y por la falta de consolidación en las nuevas opciones políticas. 

Cuestiona que los actores del MAS no debatan sobre la urgencia de renovar el modelo de estado actual. Sin embargo, asegura que la oposición tampoco tiene una propuesta alterna válida para responder las necesidades de la población. 

“Los líderes de la oposición política no nos han dicho cuál es el camino que se debe seguir”, asegura Silva. 

ECONOMÍA FRÁGIL

La economía del país vive cierta estabilidad; sin embargo, está sostenida sobre piezas débiles, manifiestan los analistas. 

“Hay una sensación de relativa estabilidad, pero cuyo trasfondo es bastante frágil porque se sustenta en un incremento peligroso e irresponsable de endeudamiento; una subvención cada vez más difícil de sostener, particularmente los hidrocarburos; y un tipo de cambio que está neutralizado por la ausencia de divisas en el país”, enfatiza Franklin Pareja. 

Silva sostiene que la evidente fisura en el MAS se puede ver, también, en la parte económica del país. “El modelo que proponían está siendo cuestionado porque el Estado no es eficiente en el manejo de la economía. Necesita de los actores privados”, indica. 

Asimismo, señala como una causal de esta situación la corrupción presente en las esferas más internas del Gobierno. 

LA ESPERANZA DEL LITIO

A raíz de la disminución del gas en el país, la siguiente fuente de ingresos parece ser el litio. Las posiciones sobre este tema son diversas, entre quienes están esperanzados por su potencial económico y aquellos que cuestionan la continuidad del modelo extractivista. 

Silva cree que el país comenzará a sentir la necesidad de aprovechar los beneficios monetarios del litio a partir del siguiente de año. “El quiebre del gas ha acelerado de manera rauda el proceso de consolidación de una nueva fuente de excedente económico, que es el litio”. 

Pese a las promesas, Silva afirma que hay preguntas que aún siguen rondando sobre cómo se manejará este mineral y los recursos que genere, tomando en cuenta que puede acabarse en unos 15 o 20 años. 

Por su parte, el analista Marcelo Arequipa afirma que toda la política gubernamental está apuntando al Bicentenario con el tema de la industrialización del litio. “Me llama la atención para bien que una de las primeras empresas que firmó convenio para explotar (litio) sea la más grande a nivel mundial. Todo en relación al litio es algo que genera expectativa e invita a pensar en la soberanía nacional”, afirma. 

Arequipa ve con buenos ojos que el discurso del presidente Luis Arce apunte a la apropiación nacional de los recursos, como lo hizo antes Evo Morales. 

Sobre el punto, el politólogo Franklin Pareja cuestiona el modelo económico vigente. “El poner todas nuestras esperanzas en el litio solamente nos demuestra fácticamente que no hemos salido del modelo primario exportador, que seguimos siendo un país que vive de materias primas”, dice.  

Sin embargo, afirma que, si existe un buen manejo político del litio, podría significar un momento de recuperación económica del país. 

“Si no hay un cambio estructural en el modelo, el litio puede ser un momento próspero circunstancial, como lo fue el gas, el estaño, la plata. Pero no creamos un desarrollo sostenible. Lo importante sería otro modelo y otra mentalidad”, asevera Pareja. 

Entre extractivismo y narcotráfico

Bolivia suma a sus problemáticas actuales el narcotráfico y el daño al medioambiente, indican analistas políticos. 

“No sucede que el narcotráfico tenga tanta presencia, expansión y flujo comercial si no está coludida con las esferas gubernamentales”, acusa Franklin Pareja. 

Asevera que esta actividad ilícita ‘penetró’ en áreas estatales estratégicas, como la Policía y el Órgano Judicial. 

Respecto al tema, Marcelo Silva dice que el narcotráfico visibiliza, ‘de manera escandalosa’, la debilidad institucional del país. 

“Es imposible pensar que las actividades que se han denunciado en los últimos meses sean aisladas. Esa es la única certeza que podemos tener”, afirma Silva. 

A este problema se suma la amenaza a la biodiversidad nacional. 

Pareja señala que no existen suficientes mecanismos de control a las actividades de distribución de tierras, extracción maderera, explotación de oro y minerales, y otros males que aquejan al medioambiente. 

“La actividad minera está generando delitos de lesa humanidad porque está envenenando poblaciones enteres, lo cual es análogo, en terminología jurídica, a genocidio”, cuestiona. 

Silva coincide con Pareja sobre la preocupación ante la contaminación de poblaciones indígenas con mercurio. “Eso puede originar un biocidio, genocidio en el futuro”. 

A eso suma actividades como el narcotráfico y la falta de políticas públicas. 


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