Se acerca el Máximo Solar y todo apunta a que será muy intenso

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Las previsiones adelantan el SolarMAX a finales de 2023 o principios de 2024

Desde la distancia, a más de 150 millones de kilómetros, nuestro Sol puede parecer tranquilo, estable, casi inmutable… pero nada más lejos de la realidad. Nuestra estrella se encuentra en continuo cambio, sus campos magnéticos se retuercen y en su superficie se suceden tormentas geomagnéticas, eyecciones de masa coronal, cascadas de plasma, vientos de partículas. La vida de nuestro Sol es tan ajetreada que posee un ciclo capaz de intercambiar sus polos en un intervalo de unos once años. Es sorprendente pero cierto: aproximadamente cada once años el campo magnético del Sol cambia por completo y sus polos, norte y sur, intercambian su posición.

A lo largo de este ciclo la actividad de nuestra estrella varía constantemente y se mueve desde su máximo solar hasta el mínimo y vuelta a empezar. El indicador más claro de la actividad solar son las manchas solares, regiones con una temperatura más baja pero con una intensa actividad magnética. Durante el año 2019 el Sol atravesó por un periodo de mínimo solar que resultó ser bastante tranquilo. De hecho, los astrónomos no contaron ni una sola mancha durante 274 días… Se iniciaba así el Ciclo Solar #25, el Sol comenzaba a despertarse, las manchas solares regresaban mostrando su actividad y, por aquel entonces, las previsiones del Space Weather Prediction Center (NOAA) situaban el Máximo Solar a finales de 2024 o en 2025. Sin embargo, la actividad registrada en los últimos meses se ha acelerado y los datos más recientes apuntan a que el SolarMax de este ciclo se va a adelantar y que podría llegar a finales de este año 2023 o principios del 2024.

Llamarada solar de clase X1 capturada por el Observatorio de Dinámica Solar (SDO) | NASA/JPL
Llamarada solar de clase X1 capturada por el Observatorio de Dinámica Solar (SDO) | NASA/JPL

Contar manchas solares es un procedimiento que se lleva realizando desde hace siglos. De hecho tenemos registros fiables desde hace 175 años gracias al astrónomo suizo Rudolf Wolf que comenzó a contarlas en 1848. El número de Wolf, es decir la cantidad y el tamaño de las manchas que aparecen en el Sol nos sirve para conocer a diario la actividad solar y desde 2019 se ha desbocado. De hecho el número de manchas solares que han aparecido en estos años ha superado las predicciones durante 27 meses seguidos y desde enero de 2023, los astrónomos han contabilizado más del doble de manchas solares de las previstas por NASA y NOAA.

Junto al número de Wolf, otros muchos indicadores apuntan a que el máximo solar se aproximo y que además vendrá con fenómenos geomagnéticos muy potentes. En 2023 ya hemos detectado ocho grandes erupciones solares de clase X, incluyendo una potente eyección de masa coronal (CME) que golpeó la Tierra en marzo y que desencadenó la tormenta geomagnética más poderosa de la última década, creando auroras boreales que fueron visibles en puntos realmente sorprendentes como el sur de España. El aumento en las tormentas geomagnéticas de 2023 ha provocado también que la temperatura en la termosfera, la segunda capa más alta de la atmósfera de la Tierra, alcance un pico de 20 años.

El campo magnético terrestre nos protege de la actividad solar aunque los sistemas eléctricos y de telecomunicaciones pueden verse comprometidos | Imagen NASA
El campo magnético terrestre nos protege de la actividad solar aunque los sistemas eléctricos y de telecomunicaciones pueden verse comprometidos | Imagen NASA

La pregunta obvia es cómo nos afectará este nuevo SolarMax y la respuesta, en nuestra sociedad cada vez más tecnología, nos dirige los sistemas de telecomunicaciones y redes eléctricas. Nuestro campo magnético funciona como un escudo protector para la vida en la Tierra pero cuando una tormenta solar se dirige contra nuestro planeta también puede ionizar la atmósfera superior y provocar apagones y problemas en las comunicaciones y GPS. Además en el espacio puede afectar a satélites, estaciones espaciales y también a los astronautas que se encuentran en ellas. Las tormentas solares también son capaces de generar corrientes eléctricas terrestres que podrían dañar la infraestructura metálica, incluidas las redes eléctricas y las líneas ferroviarias más antiguas.

Bajo la defensa de nuestro campo magnético la vida no corre excesivo peligro aunque recientemente se ha descubierto que las tormentas geomagnéticas pueden interferir con las migraciones de las ballenas grises y otros animales que dependen de las líneas del campo magnético de la Tierra para navegar, como las tortugas marinas y algunas aves, lo que puede tener consecuencias desastrosas.


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