Mientras el Ejército continúa buscando al canino, crecen las especulaciones por su desaparición.
Colombia sigue a la expectativa de que aparezca el perro Wilson, el héroe de cuatro patas que ayudó en la búsqueda de los hermanos Mucutuy, los cuatro menores indígenas que llevaban más de 40 días desaparecidos en la selva del Guaviare.
Aunque los cuatro menores fueron rescatados hace algunos días, lastimosamente, el perro perteneciente al Ejército Nacional de Colombia, no ha podido ser encontrado. En medio de las intensas labores de las fuerzas militares para dar con el paradero del canino, se han conocido todo tipo de teorías en torno a su desaparición.
Recientemente, en Popayán, ciudad en la que 40 integrantes de la guardia indígena que participaron en las labores de búsqueda de los menores recibieron un homenaje, se conoció una hipótesis sobre la misteriosa razón por la que el perro no ha sido hallado.
Según Jesús Dagua, una de las personas que se adentró en la espesa selva para buscar a los niños, el canino no ha sido encontrado por los rescatistas por una razón concreta. “Wilson fue intercambiado, quedó como ofrenda por los espíritus que tenían a los niños”, manifestó.
Para Dagua, “si se sigue haciendo esa comunicación, seguramente el perrito Wilson saldrá. Pero fue, quizá, ese canje espiritual al que se pudo haber llegado para que los niños aparecieran”.
Así es la intensa búsqueda de Wilson
Mientras unos 70 uniformados apoyados por dos perras en celo intentan ubicar al pastor belga malinois macho en la selva del departamento de Caquetá, sus entrenadores desde Bogotá esperan que esté usando “su instinto de caza” para sobrevivir a las difíciles condiciones a las que se encuentra expuesto.
“Es un perro muy fuerte, muy bien formado, tenemos la confianza de que esté vivo todavía”, dijo a AFP el soldado Elvis Porras, instructor canino de la Escuela de Ingenieros Militares, donde se formó Wilson.
Los niños indígenas Lesly, Soleiny, Tien Noriel y Cristin deambularon durante 40 días por la misma selva antes de ser encontrados bajos de peso y deshidratados. Durante su recuperación en el Hospital Militar de Bogotá, las hermanas mayores hicieron un dibujo en el que se ve un perro en medio de árboles, junto a un río y lleva escrito en negro el nombre Wilson.
Antes de perderse, el perro “orientó a la tropa hasta puntos clave para el seguimiento y para descifrar el camino que estaban haciendo lo niños”, detalla Edgar Fontecha, otro instructor canino de la escuela.
El ejército y familiares de los indígenas sospechan que Wilson fue el primer miembro del equipo de búsqueda en tener contacto con los hermanos. Para recuperarlo, “insertamos dos perritas en celo (a la selva). Wilson está castrado, sin embargo, esperamos que se le active su instinto y vaya hacia las perras”, explica el general Pedro Sánchez, quien comandó la operación de rescate de los menores y ahora espera hacer lo mismo por el canino.
#VamosPorWilson, #FaltaUno, #WilsonHeroeNacional son algunos de los numerales con los que usuarios de redes sociales claman por el regreso del perro.
Camada W
Wilson, el más fuerte de la “Camada W”- llamada así porque todos los cachorros fueron bautizados con nombres que inician con esa letra-, se formó durante 14 meses en esta Escuela ubicada en el suroriente de la capital. “Era el perro que estábamos buscando: fuerte, que no tuviera miedo, que fuese muy curioso”, recuerda Fontecha.
Casi 60 canes se entrenan para detectar explosivos o drogas, hacer rescates bajo edificios colapsados o rastrear personas en misiones humanitarias, la especialidad de Wilson.
Este tipo de perros se entrenan en binomios, donde se les asigna un único “guía” militar que los acompaña a lo largo de su vida en distintas operaciones. Cristian David Lara, la dupla de Wilson, permanece en la selva para intentar encontrarlo.
Según Fontecha, “se dice que el perro rompió la cuerda” que lo ataba a Lara y “arrancó a hacer lo suyo, a seguir el rastro” de los menores hasta que se perdió. De pronto “las ganas de acertar, de encontrar, de buscar su objetivo” le jugaron una mala pasada, especula Porras.
De su lado, el general Sánchez dice que “no es habitual” ver esta conducta en perros militares. Los uniformados confían en que- al igual que los niños- Wilson sorteará serpientes, pumas, jaguares y otros depredadores que rondan la zona.
“Me invade la tristeza. Saber que es un hijo de casa y que es el único que no pudo salir del área después de un resultado tan bueno”, se lamenta el soldado Porras.