El reloj biológico es un mecanismo interno de un ser vivo que le permite contar con una orientación temporal. Es decir, es un conjunto de funciones orgánicas vinculadas al ritmo de vida.
Es por ello que se suele decir al despertarse por las mañanas sin que suene una alarma, que es obra del reloj biológico, pues ya el cuerpo y el organismo está acostumbrado a siempre iniciar las actividades a una determinada hora, por ejemplo.
¿Cómo funciona el reloj biológico?
Este ciclo de 24 horas o ritmo circadiano puede verse afectado por la luz o la oscuridad, y esto a su vez puede provocar que el organismo piense que es hora de dormir o de despertarse.
Esto ocurre porque el reloj biológico tiene como objeto controlar las funciones de dormir y despertar en cada persona.
También controla la temperatura corporal, el sistema inmunológico y otras funciones como cuando se tiene hambre.
Ten presente
Aunque es una función completamente natural en el ser humano, se puede ver afectada, por lo que expertos recomiendan mantener una rutina diaria respecto al descanso, la actividad física y la alimentación.
De igual manera, conviene evitar los desajustes de horarios o cambios de turnos que puedan afectar el ciclo luz-oscuridad, y hasta el uso de dispositivos electrónicos en la noche porque puede confundir al reloj.
Calidad de vida
Evidentemente que cuando el reloj biológico comienza a presentar desajustes, repercute en la calidad de vida, ya que una persona que no duerme lo suficiente ni descansa, no rinde en sus actividades diarias, por ejemplo.
También comienza a tener problemas en cuanto a la alimentación, su estado de ánimo y su interacción con el entorno.
Incluso, existe la posibilidad de desarrollar enfermedades y problemas de salud, que tarde o temprano terminarán pasando factura y afectando no solo de quien lo padece, sino de todos los que le rodean.
En conclusión, no dormir bien afecta a la calidad intelectual y el rendimiento cognitivo y puede provocar trastornos endocrinos, metabólicos, psicológicos e inmunológicos. Además de aumentar el riesgo de enfermedades cardiovasculares y de demencia como el alzhéimer.