El exvicepresidente no ocupa ningún cargo en el actual Gobierno, pero hombres y mujeres de su confianza están presentes en diferentes instancias estatales. Reapareció hace poco y ello despertó susceptibilidades en algunos sectores del MAS.
El exvicepresidente de Bolivia reapareció con un discurso conciliador, marcando diferencia con las altisonantes acusaciones y contraacusaciones de las alas evista y arcista. “Por lo general soy un hombre templado”, dijo esbozando una sonrisa en el canal de televisión Abya Yala, uno de los que formó parte de su tour de medios. “Hoy tocan tiempos administrativos de nuestro proceso. Participé humildemente, mi tiempo es el de la construcción”, indicó. Luego aseguró que la efervescencia de la política lo motiva y abogó por la unidad.
“Si venimos de unidad, mantengamos la unidad. Mantengamos eso el tiempo que se pueda y no generemos crisis”, pidió durante una conversación con José Alberto Gonzales, quien cumplió funciones diplomáticas en dos países cuando Álvaro era vicepresidente. Pero el tono de sus declaraciones no evitó que sea duramente criticado por asambleístas y dirigentes que se autodenominan leales y que responden a la línea “evista”.
El distanciamiento de la dupla se oficializó con fricciones de ambos lados y con calificaciones punzantes contra García Linera, como de los asambleístas Héctor Arce y Leonardo Loza, quienes lo acusaron de ejercer poder y administrar el Estado mediante terceros como el ministro de Gobierno Eduardo Del Castillo y otros de sus allegados.
Los nexos de Álvaro
Del Castillo fue oficial mayor en la Asamblea Legislativa, donde coordinaba con Álvaro García Linera y Adriana Salvatierra, quien presidió esta instancia en 2019 hasta la renuncia de Morales. “No tendrá la experiencia en ciertas cosas, cálculo político, pero lo central de un ministro de Gobierno es proteger al Gobierno legalmente establecido mediante el uso de coerción (reprimir moral y físicamente), lo ha hecho y lo ha hecho bien. Más allá de las críticas, hay que valorar eso”, opinó la exautoridad sobre el ministro. Del Castillo es uno de los más cuestionados por el bloque de “leales”, como se hacen llamar quienes siguen a Morales.
Otro de sus allegados es Héctor Ramírez Santiesteban, quien hasta hace algunos días figuraba como presidente del directorio de Entel SA. Ramírez fue secretario general de la Vicepresidencia hasta 2019 y durante 14 años trabajó como asesor político de García Linera. Según denuncia del diputado Rolando Cuéllar, del bloque de renovadores, Ramírez también ocupó otros cargos en diferentes instancias de la compañía de telecomunicaciones. En el organigrama de la empresa éste es el cargo más importante luego de la gerencia general. Cuéllar mostró que por ese cargo la retribución es de 30.000 bolivianos al mes.
Beto Astorga, diputado de Comunidad Ciudadana, también denunció influencias del exvicepresidente en Entel. Se refirió a su esposa, Claudia Fernández, a quien acusó de ocupar “un ítem fantasma”. Ramiro Venegas, diputado del MAS, secundó esa denuncia y mostró un documento en el que aparece el nombre de Fernández como Profesional de Desarrollo de Productos de la estatal. El tercero en respaldar ello fue Omar Ramírez, dirigente de la Confederación Sindical Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia (Csutcb), quién pidió a Entel un pronunciamiento y aclaración, ya que además Fernández estaría beneficiada con teletrabajo.
La empresa no confirmó este cargo y tampoco atendió los pedidos de Página Siete para responder a estas afirmaciones. Este medio envió un cuestionario al Ministerio de Obras Públicas para una comunicación con la telefónica. Según el manual de puestos 2022 del ministerio del área, el perfil para el cargo de Desarrollo de Productos es licenciatura en informática, ingeniería en sistemas, redes y telecomunicaciones. Fernández es ingeniera comercial y fue presentadora de televisión.
En el portal de declaraciones juradas de la Contraloria no figura el nombre de Fernández; sin embargo, en Entel, al ser una empresa Sociedad Anónima, no existe la obligación de ello.
Además, Adriana Omonte, exjefa de gabinete de García Linera y esposa del actual ministro de Gobierno, trabaja como funcionaria de la Agencia de Gobierno Electrónico y Tecnologías de Información y Comunicación. La declaración jurada que los funcionarios presentan a la Contraloría General del Estado no especifica su cargo en esta instancia.
Puntos de vista
La analista y periodista Fabiola Chambi, en conversación con Página Siete, opinó que hay un “cálculo político” en la reaparición de García Linera. “Me cuesta creer en ese afán conciliador y dadivoso en pro del partido, del proceso de cambio y del instrumento político, cuando él ha sido uno de los que más ha promovido la imagen de Morales sobre el mismo partido y sus propias bases sociales, casi como un todopoderoso líder al que era imposible cuestionar”. Para Chambi, la carrera electoral hacia 2025 ya comenzó y sólo el tiempo mostrará cómo se van acomodando las piezas.
“La política se mueve así y en el caso particular del MAS, los hechos muestran que ha habido una constante y hasta feroz pelea por puestos de empleo. Uno pensaría que aún faltan dos años y es prematuro, pero no. Esa relación, que a veces se disfraza de lealtad, se construye poco a poco y con demostraciones concretas”, dijo.
Si bien el exvicepresidente no figura como funcionario público y ni siquiera como asesor o consultor o docente, sus allegados y él mismo son blanco de críticas. Una de esas viene de Gualberto Arispe, diputado del MAS, quien asegura que la escalada de conflictos en el país (maestros, cooperativistas, aportantes y más) ocurrió en el momento en que Álvaro reapareció. “Nada raro, pero mencionarlo. Desde que nuestro exvicepresidente aparece en el país, no sé si este asesoramiento a nuestro presidente Luis Arce Catacora va por ahí: generar conflictos”, indicó.
“En lo personal nunca yo asimilé o coincidí con Álvaro García Linera, siempre lo he visto como un personaje que tenía un pensamiento de superioridad a los pueblos indígenas. Está acusado de ser el asesor del ministro Del Castillo, pero es del Gobierno en su conjunto. La exjefa de gabinete de Álvaro García Linera es actual esposa del ministro Del Castillo; su hermana está casada con uno de sus hermanos, el jefe de seguridad de la Vicepresidencia cuando ejercía como vicepresidente. Su hermano que también lo acompañó desde la Vicepresidencia igual está. Se lo ve frecuentemente en el Ministerio de Gobierno” aseveró.
Al respecto, el Ministro de Gobierno no se ha manifestado frente a las acusaciones de los sectores evistas, que incluso llegaron a pedir su alejamiento del Gabinete ministerial.
El fin de un idilio que comenzó en 2005
El 18 de diciembre de 2005, el Movimiento Al Socialismo llegó al poder con una dupla que hizo historia: Evo Morales Ayma, presidente, y Álvaro García Linera, vicepresidente. Dieciocho años después ambos personajes se encuentran distanciados.
A sus 46 años Morales ya tenía una carrera político-partidaria. Antes militó en Izquierda Unida y en 2002 fue candidato por su partido político, el Movimiento Al Socialismo (MAS).
García Linera nunca perteneció a un partido político, pero sí fundó el Ejército Guerrillero Túpac Katari (EGTK). En marzo de 1992 fue detenido y enviado a Chonchocoro. Antes de llegar a la Vicepresidencia, Álvaro era docente de la Universidad Mayor de San Andrés y analista político.
En 2005, el Movimiento Indígena Pachacuti (de Felipe Quispe) y el MAS, de Morales, buscaron sumar a García Linera a sus siglas. Álvaro optó por el partido del líder cocalero. Ya esa vez, él dijo que iba a apoyar “una candidatura indígena que articule a la mayor cantidad de movimientos sociales y sectores populares”.
En el poder, Evo y Álvaro estuvieron juntos en las buenas y en las malas. Un momento crítico fue el referendo de febrero de 2016 (que definía si se reformaba o no la Constitución, para permitir a Evo y Álvaro ser nuevamente candidatos en 2019). El Vicepresidente dijo que había “un empate técnico” entre el Sí y el No.
Al final, aunque con menos de tres puntos porcentuales, la población rechazó la repostulación de ambos personajes.
En 2017, García Linera mostraba lealtad a Morales, a quien llamó líder mundial del siglo XXI.
La elección de octubre de 2019 desencadenó una crisis social y política en Bolivia. Álvaro y Evo renunciaron a sus cargos y salieron del país hacia México.
El 12 de noviembre de 2019 fueron a México y al poco tiempo viajaron a Argentina. Allá permanecieron bajo el resguardo del presidente Alberto Fernández.
El 20 de octubre de 2020 Luis Arce Catacora tomó la posta del MAS y ganó las elecciones presidenciales. Morales y García Linera retornaron al país.
El 28 de marzo, Álvaro contó que prácticamente salvó la vida a Evo cuando ambos salieron a México, en noviembre de 2019.
Luego habló del gobierno de de Luis Arce y pidió que se lo deje gobernar. Esta solicitud coincidió con los cuestionamientos de los “leales” del MAS contra la actual administración.
Evo Morales cuestionó a su excolaborador. Dijo a comienzos de abril que se ganó un enemigo más. Acotó: “Duele mucho, será porque soy indígena o porque soy leal, somos leales”.
Así, a fines de marzo y comienzos de abril se quebró esta dupla que ingresó a la historia en 2005.