La lucha por el poder se cobra al menos 97 víctimas civiles y cientos de heridos
Los combates son tan intensos y se producen a la vez en tantos puntos distintos del país, que Sudán podría estar acercándose peligrosamente a una guerra civil en toda regla. El ejército regular y el grupo paramilitar Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR) libran un enfrentamiento armado abierto desde el sábado. Ambos bandos se culpan mutuamente de haber tenido que defenderse del ataque del otro. Con cadáveres por las calles y con miles de civiles escondidos en sus casas, el país se adentra en el caos.
El reputado Comité Central de Médicos sudanés informó a primera hora de este lunes que en las 72 primeras horas de combates, al menos habrían fallecido 97 civiles y habría unos 365 heridos (algunos de ellos combatientes), algunos de ellos abocados a una muerte casi segura por la gravedad de su estado y por la imposibilidad de realizar traslados medicalizados en unas calles de las principales ciudades tomadas por la violencia o bloqueadas por uno u otro bando.
Decenas de militares han muerto ya, dijo el comité de médicos, sin dar una cifra específica debido a la falta de información de primera mano de los hospitales a los que fueron llevadas esas bajas.
Precisamente, la Cruz Roja ha lanzado una serie de mensajes alertando sobre el mantenimiento de combates en núcleos inmensamente poblados del país, lo que redobla el peligro para la población civil. Justamente, con el objetivo de paliar algunos de esos peligros y poder evacuar personas en situación de riesgo, ayer por la tarde se declaró una tregua de tres horas, de la que se desconoce el grado de cumplimiento.
La capital del país, Jartum, es uno de los escenarios donde los combates son más intensos y donde se libra también una batalla propagandística. Las FAR aseguran que tienen el control del aeropuerto, mientras que el ejército lo niega. Algo parecido ocurre con la sede de la Comandancia del Ejército, que ha sido duramente atacada por los paramilitares –se vieron densas columnas de humo ayer, procedentes del edificio–, aunque las tropas regulares aseguran que lo mantienen bajo su control.
Según fuentes que cita Reuters, el ejército estaría tomando cierta ventaja militar después de numerosos ataques aéreos realizados sobre bases de las FAR.
Las tropas regulares estarían obteniendo cierta ventaja gracias al bombardeo aéreo de bases rebeldes
En ese ambiente de caos se produjo la muerte de tres empleados del Programa Mundial de Alimentos en la región de Darfur, un área en el que se cree que los enfrentamientos están siendo especialmente crudos. Este organismo, dependiente de la ONU, ha informado que hasta nueva orden sus operaciones quedan totalmente paralizadas en Sudán.
Este tipo de situaciones amenaza más si cabe la vida de los civiles encerrados en aquellos inmuebles en donde les han sorprendido los combates. Se sabe que hay personas encerradas en escuelas, tiendas y oficinas. Los cortes de energía están a la orden del día.
Un cooperante español, Jofre Rocabert, analista del Consejo Noruego para los Refugiados, estaba a punto de iniciar su viaje de regreso cuando quedó atrapado el sábado en Sudán. Rocabert está escondido en un local de su organización desde donde, milagrosamente y gracias a unos paneles solares, mantiene en marcha algunos equipos eléctricos y pudo ayer ser entrevistado por la emisora de radio RAC1.
Tenemos miedo, llevamos 24 horas sin dormir por el ruido y el temblor de la casa
“Intentamos no hacer ruido para no llamar la atención, por eso hemos renunciado a utilizar el generador eléctrico. Durante toda la madrugada no han cesado ni los disparos ni los bombardeos”, explicó el cooperante.
Pero la lista de situaciones personales en situación muy delicada es larguísima. “Tenemos miedo, llevamos 24 horas sin dormir por el ruido y el temblor de la casa. Estamos preocupados por quedarnos sin agua y comida, y medicamentos para mi padre diabético”, explicó Huda, una joven residente en el sur Jartum, a Reuters.
Los esfuerzos internacionales se centran en estos momentos en conseguir que los dos bandos decreten un alto el fuego. En la cúspide de la lucha se encuentran dos personas que parecen enemigos irreconciliable: el líder de las FAR, Mohamed Hamdan Dagalo, y el jefe del Ejército de Sudán, el general Abdelfatah al Burhan. Parece que ambos quieren situarse lo mejor posible de cara a la llegada de la democracia al país y unas eventuales elecciones.
Miles de civiles se esconden en sus casas, donde esperan que la comida y el agua que tienen les alcance
A pesar de la voluntad de países como Egipto o Sudán del Sur, que se han ofrecido como mediadores, el representante de Sudán en la Liga Árabe, Al Sadiq Omar Abdalá, pidió al resto de países de la organización que no interfieran. “Recomendamos que se deje el asunto a los sudaneses para que completen el arreglo entre ellos”, dijo.