El nuevo canciller chileno, Alberto van Klaveren, dijo ayer que “hay iniciativas de carácter internacional” sobre la crisis migratoria en la frontera norte por la oleada de migrantes irregulares.
“Bolivia es un país muy importante para nosotros. En el tema migratorio, hay conversaciones en curso y esperamos que puedan reforzarse esas conversaciones”, señaló el Secretario de Estado chileno tras ser consultado ayer por los procesos de “reconducción de migrantes” en la frontera, una política de “devoluciones en caliente” que permite la ley chilena y que es criticada por organizaciones locales e internacionales.
El mandatario del país, Gabriel Boric, ha reiterado en múltiples ocasiones la necesidad de establecer una coordinación regional para afrontar los flujos migratorios en el Cono Sur, haciendo especial referencia al éxodo venezolano que a la fecha supera más de 6 millones de personas, movimiento comparable con la masiva huida de Siria y los intentos por llegar a Europa a través del Mediterráneo.
Para contener esta situación, el Gobierno chileno implementó hace semanas un despliegue militar por 90 días en la frontera norte, específicamente en las regiones de Arica y Parinacota, Antofagasta y Tarapacá —puntos críticos en las líneas fronterizas con Perú y Bolivia—, en un operativo que suma miles de controles y decenas de detenciones.
En total hay 1,4 millones de migrantes en el país latinoamericano, lo que equivale a más del 7 por ciento de la población, y los venezolanos son los más numerosos.