Twitter lleva siendo fuente de noticias casi constantes desde hace meses. Desde la implementación de Twitter Blue, el servicio de pago que ya ha llegado a España y el revuelo que esto ha causado en el campo de los contenidos protegidos por derechos de autor recientemente, el despido masivo de trabajadores y las quejas de los usuarios, parece que a Elon Musk la compra de la red social le está saliendo rana.
Tal y como el propio multimillonario ha publicado en un tuit, se implementará el cifrado de datos para los mensajes privados, la posibilidad de reaccionar a ellos con un emoji y la de responderlos individualmente este mismo mes. Esta funcionalidad acerca a Twitter a la de WhatsApp, aunque obviamente sus cometidos son distintos.
El tuit de Musk es algo vago. En ninguna parte se detalla si estas novedades se abrirán a todos los usuarios de la plataforma o si, por el contrario, sólo estarán dispomibles para suscriptores de Twitter Blue. Conociendo un poco a Elon Musk, es fácil sentirse inclinado a creer que todas estas características estarán bloqueadas tras un paywall.
De hecho, lo lógico sería que todos los usuarios las tuviesen disponibles, sin importar si son usuarios gratuitos o suscriptores de Twitter Blue. ¿Por qué? En pocas palabras, porque Twitter Blue no convence. No se han suscrito tantos tuiteros como se esperaba y de momento no llegan ni a un mísero 1% de usuarios activos en la red social.
A pesar del anuncio, para muchos usuarios es insuficiente. Debajo del tuit publicado por Musk se pueden leer multitud de respuestas, muchas comentando más mejoras que se pueden hacer a la plataforma y otras tantísimas de creadores de contenido que están preguntando por cómo se repartirán los beneficios generados por publicidad y por los planes de monetización de los tuits.
En las últimas semanas Twitter ha tenido más problemas que en todo 2022, con la reciente caída del servicio durante bastantes horas como el último y más alarmante. Está claro que este «nuevo Twitter» todavía tiene mucho margen de mejora si quiere ser competitivo; da la impresión de que se están dando pasos hacia atrás en lugar de hacia adelante.