Bolívar descargó toda su contundencia sobre Blooming con una goleada por 5-0, con el delantero Ronnie Fernández como la figura destacable del partido por el triplete que anotó la noche del domingo, en el estadio Ramón Aguilera Costas, reviviendo su objetivo de tomar la cima del Campeonato de la División Profesional.
La caída de los celestes cruceños fue impensable, pero al final ocurrió y la crítica cayó con fuerza sobre el plantel, la dirigencia y el entrenador Carlos Bustos, sin que nadie pueda salvarse de los dedos acusadores a pocos días del cotejo que jugará contra Palmaflor en el partido único de la primera fase de la Copa Sudamericana.
La mala fortuna tampoco se acordó de que Blooming estaba jugando de local. En este cotejo tres de los cinco goles fueron desde el punto penal, un hecho anecdótico que aumentó la rabia de los hinchas cruceños, que protestaron desde las graderías con amagues de enfrentamiento con los parciales bolivaristas.
El primer gol de la noche de Fernández fue convertido a los 30 minutos, ahí iba el primer penal. La tragedia estaba por comenzar. A los 34 minutos Daniel Camacho fue expulsado, dejando a los locales con diez hombres.
Los dos siguientes goles también fueron de penal: Fernández repitió la dosis a los 41′ y Ramiro Vaca colaboró con el 3-0 a los 50 minutos. Blooming brindaba pocas soluciones para achicar esta diferencia, arrastrando los problemas que tenía el plantel y que se vieron en el ciclo de Thiago Leitao, mostrando ante sus seguidores que el problema está dentro del equipo.
El 4-0 fue anotado por Ramiro Vaca, aumentando su cuota, con una definición dentro del área, con el arco servido ante una defensa que estaba desordenada tratando de arreglar los problemas en la marcación.
Antes de irse a los vestuarios, Fernández cerró la goleada con el 5-0, a los 91 minutos, resolviendo ante la salida del arquero Braulio Uraezaña, tras una habilitación de Carlos Melgar.
El debut de Juan Carlos Arce, por otro lado, con los celestes cruceños fue manchado de la peor manera. El delantero jugó 20 minutos aproximadamente, entrando desorientado en el campo y llevándose un recuerdo ingrato de su llegada a Blooming, club del cual es hincha.