El balance de víctimas mortales subió hasta casi los 40.000 fallecidos en Turquía y Siria tras los devastadores terremotos de hace una semana, mientras se registan algunos rescates de sobrevientes.
Cerca de 40 000 personas han fallecido en Turquía y Siria debido a los dos fuertes terremotos de hace diez días. Solo en territorio turco al menos 36 187 personas murieron y otras 108.000 resultaron heridas, informó la agencia de emergencias, Afad, mientras que en Siria los fallecidos llegaban a más de 3 688.
Los temblores han derribado miles de edificios en Turquía, bajo los que podrían haber aún atrapados decenas de miles de cuerpos, según han advertido varios expertos turcos e internacionales, y otros 50 000 han quedado muy dañados y tendrán que ser demolidos.
Mientras, una joven de 17 años ha sido rescatada hoy con vida tras pasar 248 horas atrapada entre los escombros de un edificio en la provincia de Kahramanmaras, donde se registró el epicentro del primer terremoto.
La región afectada por los sismos, de magnitud 7,7 y 7,6, se extiende por 100.000 kilómetros cuadrados y en ella viven unos 14 millones de personas.
Según Afad, más de 216 000 personas han sido evacuadas de las provincias más afectadas por los terremotos.
ONU pide ayuda
La ONU lanzó un llamado a hacer donaciones para enfrentar las «inmensas necesidades» de millones de personas sin vivienda ni alimentos tras los terremotos que sembraron destrucción en Turquía y Siria.
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, exhortó a los Estados miembros del organismo a aportar «sin demora» 397 millones de dólares para asegurar «una ayuda humanitaria que necesitan desesperadamente casi cinco millones de sirios», empezando por «refugio, atención médica y alimentos».
Guterres precisó que pronto hará un llamamiento similar para ayudar a Turquía.
«Las necesidades son inmensas» y «sabemos que la ayuda para salvar vidas no está llegando a la velocidad y escala necesarias», insistió Guterres.
«Una semana después de los devastadores sismos, millones de personas en la región luchan por sobrevivir, sin hogar y bajo temperaturas glaciales», agregó.