Abusar de la sal es perjudicial para la salud y diferentes estudios científicos han mostrado sus efectos negativos sobre el organismo, incluido el cerebro. El problema es que muchos alimentos contienen sal oculta y es frecuente que en nuestra dieta habitual superemos la cantidad recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que es un máximo de 5 g al día. El exceso de sodio puede elevar los niveles de presión arterial y aumentar el riesgo cardiovascular pero, además, un nuevo estudio ha demostrado que puede deteriorar el sistema inmunitario.
Un equipo intenacional de investigadores, coordinado por científicos del Centro VIB para la Investigación de la Inflamación y la Universidad Hasselt de Bélgica y del Centro Max Delbrück de Medicina Molecular de Alemania, ha descubierto que la sal puede influir en el metabolismo energético de las células T reguladoras y alterar estos reguladores inmunitarios tan importantes. Los resultados de este trabajo se han publicado en Cell Metabolism y pueden servir de base para estudiar cómo se originan y se desarrollan las enfermedades cardiovasculares y autoinmunes.
Hace unos años, la investigación realizada por equipos de científicos dirigidos por el profesor Dominik Müller en el Centro Max Delbrück y el Centro de Investigación Clínica y Experimental, una institución conjunta de Charité—Universitätsmedizin Berlin y Max Delbrück Center (ECRC) en Berlín, y el profesor Markus Kleinewietfeld en el Centro VIB y la Universidad Hasselt, encontró que tomar demasiada sal puede influir negativamente sobre el metabolismo y el balance energético en algunos tipos de células inmunitarias innatas denominadas monocitos y macrófagos e impedir que funcionen correctamente.
Estos científicos también demostraron que la sal altera las funciones de las mitocondrias, que son las centrales eléctricas de nuestras células. Estos hallazgos hicieron que los grupos de investigación se preguntaran si una ingesta excesiva de sal podría provocar un problema similar en las células inmunitarias adaptativas como las células T reguladoras.
El exceso de sal altera el sistema inmunitario adaptativo
Las células T reguladoras también se conocen como Tregs y constituyen una parte clave del sistema inmunitario adaptativo, ya que se encargan de mantener el equilibrio entre la función normal y una inflamación excesiva que puede provocar problemas de salud. En ocasiones se habla de las Treg como la ‘policía inmunitaria’ porque mantienen a raya a los enemigos, como las células inmunitarias autorreactivas, y garantizan que las respuestas inmunes se produzcan de forma controlada y no dañen el organismo huésped.
Los científicos creen que la desregulación de las Tregs está relacionada con el desarrollo de enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple. Estudios recientes han identificado problemas en la función mitocondrial de Tregs en pacientes con autoinmunidad, pero los factores de riesgo no se conocen bien.
«Considerando nuestros hallazgos anteriores de que la sal afecta la función mitocondrial de monocitos y macrófagos, así como las nuevas observaciones sobre las mitocondrias en Tregs de pacientes autoinmunes, nos preguntábamos si el sodio podría provocar problemas similares en Tregs de voluntarios sanos», ha señaladoe Müller, que es codirector del Laboratorio de Daño de Órgano Terminal Mediado por Hipertensión en el Centro Max Delbrück y el ECRC.
Los resultados de investigaciones previas habían demostrado también que el exceso de sal podría afectar la función Treg al inducir un fenotipo similar al autoinmune; es decir, que demasiada sal hace que las células Treg se asemejen a las implicadas en afecciones autoinmunes, pero todavía no se había descubierto exactamente cómo afectaba el sodio a la función Treg.
El nuevo estudio internacional ha descubierto ahora que el sodio interrumpe la función Treg porque altera el metabolismo celular a través de la interferencia con la generación de energía mitocondrial. Este problema mitocondrial parece ser el primer paso en la forma en que la sal modifica la función Treg, lo que conduce a cambios en la expresión génica que tienen similitudes con los de las Treg disfuncionales en condiciones autoinmunes.
Incluso una interrupción de la función mitocondrial a corto plazo tuvo consecuencias duraderas para la aptitud y la capacidad de regulación inmunitaria de las células Treg en varios modelos experimentales. Estos hallazgos sugieren que el sodio podría contribuir a la disfunción de las Treg y podría desempeñar un papel en varias enfermedades, aunque se necesitan nuevos estudios que lo confirmen.
«La mejor comprensión de los factores y los mecanismos moleculares subyacentes que contribuyen a la disfunción Treg en la autoinmunidad es una cuestión importante en este campo. Dado que las Treg también juegan un papel en enfermedades como el cáncer o las enfermedades cardiovasculares, la exploración adicional de tales efectos provocados por el sodio pueden ofrecer estrategias novedosas para alterar la función Treg en diferentes tipos de enfermedades», dice Kleinewietfeld, quien dirige el Laboratorio VIB para Inmunomodulación Traslacional. «Sin embargo, se necesitan estudios futuros para comprender los mecanismos moleculares con más detalle y aclarar su posible relación con la enfermedad».