Enero de luto: las historias detrás de las 12 voces que el machismo apagó

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Hay dos sentencias por feminicidio registrados este 2023

El cuerpo sin vida de Adriana Valentina U.L., una joven de 21 años que soñaba con ser una gran chef repostera, fue hallado el domingo 29 de enero en la habitación de un hostal de Cochabamba que pidió Randy Escalera Pardo, su enamorado de 22 años, quien confesó haberla asesinado. 28 días antes, el 1 de enero, Sofía M.C. (49), en Tarija, y Marioly P. (35), en Santa Cruz, perdieron la vida a manos de sus cónyuges.

El promedio de feminicidios en Bolivia es de uno cada tres días. En enero de este año, los crímenes en razón de género sumaron 12. Del total, cuatro se registraron en Santa Cruz, tres en Potosí, dos en Tarija, uno en La Paz, uno en Beni y uno en Cochabamba. Esa cifra se mantiene hasta el 8 de febrero, cuando la Fiscalía General del Estado socializó el índice de feminicidios en Bolivia.

Sofía, Marioly, Damary, Martina, Corina, Andrea, Agripina, Mercedes, Catia, Vianca y Valentina tenían distintos perfiles, pero todas eran mujeres soñadoras y con muchos proyectos de vida. Sus sueños fueron truncados por hombres que no querían verlas crecer y vivir en libertad. Cinco víctimas tenían entre 19 y 22 años, tres entre 35 y 38 y el resto entre 40 y 58.

Sofía M.C. tenía 49 años cuando su cónyuge, Wilberth O.H.V., la golpeó hasta acabar con su vida en el barrio Che Guevara de Tarija. A sus tres hijos, dos niños y un bebé, les quitó el derecho de crecer junto a su madre. El delito se consumó el 1 de enero en frente de los dos primeros hijos, de una relación anterior, quienes pidieron auxilio. El asesino fue detenido por los efectivos policiales.

Su exenamorado Ronaldo A.Z. era considerado el principal sospechoso del crimen, pero se presentó voluntariamente ante las autoridades para hacerles conocer que la última vez que tuvo contacto con la víctima fue hace seis meses. Los familiares piden a los investigadores que identifiquen al autor para que sea castigado por feminicidio.

Martina V.B. (38) perdió la vida a balazos el 3 de enero en el municipio de Llallagua, Potosí. Su concubino, Pedro M.B. (37), le disparó varias veces y luego se dio a la fuga, cerca de las 20:00. La Policía capturó al verdugo, mientras estaba escondido en un cementerio.

Corina A.S. (35) fue asesinada por su conviviente Weimar T. (33) el 10 de enero en la comunidad de San Antonio, del municipio de Villa Montes (Tarija). La dueña de la vivienda que la pareja alquilaba encontró a la víctima agonizando. Su grito alertó a los vecinos, quienes salieron de sus domicilios, vieron a la mujer tendida en el piso y llamaron a la Policía. La trasladaron hasta un hospital, pero falleció poco después de su ingreso.

Weimar tiene detención preventiva.

Andrea P.C. (21) administraba un lenocinio en Riberalta, Beni. El 15 de enero, al promediar las 01:10, personal que trabaja en ese sitio la encontró herida en el baño. Tenía un golpe en la cabeza.

La joven fue auxiliada al hospital, pero llegó sin signos vitales. Falleció por traumatismo cráneo encefálico, según la autopsia realizada por el Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF). Se realizaron pericias en informática, biológicas y toxicológicas con el objetivo de esclarecer el hecho e identificar al autor o autores.

La muerte de Agripina M. (22) continúa siendo un misterio. Su cuerpo fue encontrado casi a mediados de enero al interior de un tanque de agua en la zona de Tres Cruces, Potosí, donde vivía con su pareja. La data de muerte sería de unas dos o tres semanas antes del hallazgo del cadáver.

Agripina es oriunda de la localidad de Catariri. Su concubino Grover C. (22) era el principal sospechoso, pero luego fue liberado y continúan las investigaciones.

En el mismo departamento, Segundino B.M. (47) es investigado por el feminicidio de su amiga Mercedes M.G. (58) ocurrido la noche del 23 de enero en el municipio de San Pedro de Macha. El hombre modificó la escena del crimen para simular un asalto, pero la autopsia desmintió su versión.

Según las investigaciones preliminares, Segundino y Mercedes compartieron bebidas alcohólicas. Al promediar las 19:00, la víctima sufrió un esquema de miocardio que le provocó un paro cardiaco tras ser agredida sexualmente.

El sindicado al percatarse que Mercedes estaba sin signos vitales le puso una soga al cuello para simular un asalto y luego llamó a los vecinos.

El fiscal y los policías que acudieron al lugar realizaron el registro de la escena y reconocimiento del cadáver que presentaba signos de agresión sexual, hecho que contradecía la versión de Segundino.

Catia I.R.C. (52) fue asesinada la madrugada del 28 de enero por su concubino Magdaleno P.G. (63), de nacionalidad mexicana, quien luego del hecho se quitó la vida. Una vecina encontró a la pareja herida en su domicilio situado en San Julián, Santa Cruz, y buscó ayuda en la Estación Policial Integral (EPI) de la zona.

Uno de los hijos de Catia llegó al inmueble para recoger a Magdaleno y llevarlo al aeropuerto, pero se anotició de la tragedia. Su madre, quien tenía múltiples heridas por arma blanca, ya había perdido la vida. Y el cuerpo de Magdaleno fue encontrado en el patio posterior de la vivienda con un corte en el cuello y el cuchillo con el que habría perpetrado el crimen.

Vianca C.I. (20) fue hallada sin vida en la comunidad de Guirarapo, Camiri (Santa Cruz), el 28 de enero. Su familia la buscó durante seis días.

La joven que soñaba con ser ingeniera agroambiental fue vista por última vez la mañana del 22 de enero cuando salió de su domicilio, ubicado en el barrio San Antonio, con destino a su trabajo; una tienda de ropa americana ubicada en la calle Oruro. No volvió a su hogar, por lo que su familia se aproximó a su fuente laboral para preguntar por ella, pero ahí les comunicaron que no se presentó desde el 21 de enero.

El trabajo de los policías permitió identificar al sospechoso del feminicidio. Se trata del enamorado de Vianca. Él fue la última persona con la que la joven mantuvo comunicación y concretó una cita. El presunto autor, quien tenía en su poder el celular de la víctima, fue aprehendido y se encuentra con detención preventiva en el penal de Palmasola.

Adriana Valentina U.L. tenía 21 años. Era estudiante de gastronomía y soñaba con ser una gran chef repostera. Salió de su casa el jueves 26 de enero, a las 13:00, para almorzar con su enamorado Randy Escalera Pardo (22), pero no regresó a su hogar. Su cuerpo sin vida fue encontrado el domingo 29 de enero, al promediar las 20:00, en la habitación de un hostal de Cochabamba.

La búsqueda terminó a los tres días de la desaparición. La Policía llegó al alojamiento, al llamado de los administradores del lugar, pero Randy intentó evitar su ingreso. Movió un ropero hasta la parte posterior de la puerta para impedir la entrada, mientras se realizaba un corte en el cuello y en el brazo para acabar con su vida, pero no lo consiguió. Fue auxiliado hasta el Hospital Viedma.

Valentina y Randy llevaban una relación de tres meses. Se conoció que la joven sufrió violencia e intentó varias veces alejarse de su agresor. En diciembre de 2022, su novio le arrebató y rompió su teléfono, pero luego prometió cambiar. El pasado 16 de enero, Valentina terminó su enamoramiento, pero él siguió buscándola y hostigándola.

La joven estaba decidida a alejarse de él y el 26 de enero, día de su desaparición, iba a acabar definitivamente con ese noviazgo, pero Randy le quitó la vida asfixiándola.

El 31 de enero, Escalera Pardo, quien admitió haber acabado con la vida de Valentina y se sometió a procedimiento abreviado, escuchó su condena desde una cama de hospital. La Justicia le dio 30 años de cárcel, sin derecho a indulto, en el penal de El Abra. Más tarde, recibió su alta médica y fue trasladado a la cárcel de máxima seguridad de Cochabamba.

Su sentencia ya fue ejecutoriada, es decir, no se acepta recurso alguno en contra de ella.

DOS SENTENCIADOS Roberto Copa Castaño y Randy Escalera Pardo, feminicidas de Marioly y Adriana Valentina, respectivamente, son los únicos sentenciados. Ambos autores admitieron su culpa y fueron condenados por feminicidio a 30 años de cárcel, sin derecho a indulto, como estipula el artículo 252 bis del Código Penal.

Tres casos registrados en enero ya concluyeron. El tercero por muerte del autor. Magdaleno P., de nacionalidad mexicana, mató a su pareja y luego se quitó la vida.


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