El grupo de rescatistas Cascos Blancos declaró ayer sábado 11, el fin de las operaciones de búsqueda de supervivientes en las áreas opositoras del noroeste de Siria golpeadas por los terremotos, después de no haber hallado a nadie con vida bajo los escombros desde el jueves.
Un convoy con ayuda humanitaria de Naciones Unidas llegó este sábado a las áreas opositoras del noroeste de Siria a través de un paso fronterizo con Turquía, en el tercer envío realizado desde el terremoto del lunes y el primero con suministros específicos para los afectados por el seísmo.
La organización anunció que “las operaciones de búsqueda y rescate han sido dadas por finalizadas”, y recordó que sus equipos “trabajaron incansablemente durante 108 horas en más de 40 ciudades, pueblos y aldeas”, en las que 479 edificios se derrumbaron completamente y 1.481 registraron daños graves.
Desde los sismos registrados el lunes, los Cascos Blancos rescataron y asistieron a un total de 2.950 heridos en las áreas rebeldes de las provincias de Idlib y Alepo, pero “ningún superviviente ha sido rescatado con vida de debajo de los escombros desde el pasado jueves, 9 de febrero”, lamentó el grupo.
Hasta este sábado en el mediodía el número de muertos provocados por los devastadores sismos asciende ya a 25 mil, de los cuales casi 22 mil fueron contabilizados solo en territorio turco.
En las últimas 24 horas sólo se han hallado con vida a 67 personas, entre ellas un bebé de dos meses, mientras que el número de cadáveres recuperados debajo de los escombros ha ido creciendo.
En la zona afectada en suelo turco vivían más de 13 millones de personas en 10 provincias y se teme que miles de víctimas se encuentren aún bajo los escombros.
El grupo de rescatistas denunció que se ha enfrentado a “numerosas dificultades” desde el sismo inicial, principalmente la escasez de combustible para operar maquinaria pesada, la falta de equipos técnicos modernos para ubicar a los heridos y “la ausencia de ayuda y apoyo internacional”.
“Trabajar con miles de heridos a bajas temperaturas y el riesgo de que la toxicidad se propague por los cuerpos de las personas atrapadas bajo los escombros se suma a los desafíos que enfrentaron nuestros equipos”, indicaron en la nota.
El primer convoy de ayuda humanitaria de la ONU llegó al noroeste sirio el pasado jueves, casi cuatro días después de los sismos que han devastado esta región del país árabe.
28 MIL MUERTOS
El número de muertos a causa de los terremotos registrados desde la madrugada del lunes en Turquía y Siria se eleva ya 28 192, mientras que el de heridos supera los 85 000 en ambos países, informaron fuentes a los dos lados de su frontera común.
En territorio de Turquía, las autoridades han contabilizado hasta el momento 24 617 fallecimientos y más de 80 000 heridos, lo que convierte a los sismos registrados esta semana en el sureste del país en los son los más devastadores desde 1939, según el último balance ofrecido por el vicepresidente turco, Fuat Oktay.
La cifra de víctimas supera ya con creces la de los terremotos de 1999 cerca de Estambul, donde murieron unas 18.000 personas.
En Siria, el balance de muertos se sitúa este domingo en 3 575 y el de lesionados ronda los 5 300, registrados en su mayoría en las áreas opositoras del noroeste del país árabe, donde ayer el grupo de rescatistas Cascos Blancos dio por finalizada la búsqueda de supervivientes.
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Según datos de esa organización, 2 167 personas fallecieron y 2 950 resultaron heridas en las zonas rebeldes de las provincias de Idlib y Alepo, a las que se suman otros 1 408 decesos y 2 341 lesionados contabilizados en las áreas en manos del Gobierno de Bachar al Asad.
Tanto los Cascos Blancos, que desde ayer ya solo se dedican a recuperar cadáveres en los bastiones opositores, como la agencia oficial de noticias siria SANA desde hace dos días han ido informando de pequeñas variaciones en los recuentos en sus respectivas regiones.
Sin embargo, no se han producido grandes aumentos de forma reciente, lo que podría deberse a la falta de recursos con los que cuentan los equipos de rescate, lastrados por la falta de combustible generalizada en Siria, un bien necesario no solo para el transporte sino también para operar las máquinas de desescombro.