El ganado de la hacienda Angostura, en el valle alto, pudo retornar esta semana a los terrenos que fueron avasallados por unas 70 personas que levantaron construcciones precarias en terrenos agrícolas y que fueron desalojadas por el INRA en diciembre.
La reacción de las vacas al volver a su zona de pastoreo fue comenzar a comer, casi sin pausa, los retoños del pasto verde y fresco y de la alfalfa. Además, al contar con más espacio, algunas se retaban, jugaban y se recostaban en medio del campo, según unos videos que compartió una de las propietarias, Luz Marina Canelas.
Durante más de dos años, las vacas y sus crías sufrieron por la falta de alimento, forraje fresco y agua a causa de la toma de tierras productivas.
Los afectados presentaron una denuncia por biocidio contra “autor o autores” en el Ministerio Público por la muerte del ganado por inanición ante la falta de alimento, porque los avasalladores cortaron el ingreso de agua por los canales de riesgo y construyeron sobre terrenos cultivables. Sin embargo, el ganado continuó muriendo sin que hasta ahora se dé con los responsables.
A pesar de tener más campo, el ganado aún debe buscar su alimento en medio de las construcciones que levantó el grupo denominado “totoreños”, que impedía que se siembre el forraje.
El sector dijo en el momento del desalojo instruido por el Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) Cochabamba que tenía compromisos de venta de un integrante de la familia Canelas desde hace 12 años.
En tanto, en otro sector donde ya se demolieron cuartos se comenzó a sembrar avena para alimentar al ganado de la granja.