En la Ceja de El Alto hallan sumideros tapados

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Cubiertos con concreto y calaminas, el personal de la Alcaldía de El Alto encontró varios sumideros de tres calles comerciales en la Ceja de El Alto, donde también recogieron cartones, botellas de vidrio y limpiaron grasas. La comuna exhorta a la población asumir corresponsabilidad para evitar inundaciones.

Cubiertos con concreto y calaminas, el personal de la Alcaldía de El Alto encontró varios sumideros de tres calles comerciales en la Ceja de El Alto, donde también recogieron cartones, botellas de vidrio y limpiaron grasas. La comuna exhorta a la población asumir corresponsabilidad para evitar inundaciones.

“En el caso de la (calle) Raúl Salmón, por ejemplo, están totalmente clausurados, las caseritas lo han sellado con cemento, no se puede hacer nada; además, dificultan los sumideros ya que sus tarimas están encima de los sumideros y lo mismo pasa en las dos otras calles”, informó el secretario Municipal de Agua, Saneamiento, Gestión Ambiental y Riesgos, Gabriel Pari.

Explicó que los sumideros y bocas de tormenta de las calles Raúl Salmón, Jorge Carrasco y Franco Valle de la Ceja, que son comerciales, están cubiertos con concreto, cartones y calaminas, bajo la excusa de que desprenden mal olor.

“Es difícil hablar con ellos (comerciantes), los vecinos del sector tienen miedo de las caseritas. En el trabajo nos dificulta las tarimas, no se puede, si lo vamos a levantar (las tarimas) nos van a echar la culpa de que lo hemos destrozado”, dijo Pari.

“En el caso de la (calle) Raúl Salmón, por ejemplo, están totalmente clausurados, las caseritas lo han sellado con cemento, no se puede hacer nada; además, dificultan los sumideros ya que sus tarimas están encima de los sumideros y lo mismo pasa en las dos otras calles”, informó el secretario Municipal de Agua, Saneamiento, Gestión Ambiental y Riesgos, Gabriel Pari.

Explicó que los sumideros y bocas de tormenta de las calles Raúl Salmón, Jorge Carrasco y Franco Valle de la Ceja, que son comerciales, están cubiertos con concreto, cartones y calaminas, bajo la excusa de que desprenden mal olor.

“Es difícil hablar con ellos (comerciantes), los vecinos del sector tienen miedo de las caseritas. En el trabajo nos dificulta las tarimas, no se puede, si lo vamos a levantar (las tarimas) nos van a echar la culpa de que lo hemos destrozado”, dijo Pari.


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