Esta variación se correlaciona con cambios en las observaciones geofísicas en la superficie terrestre, como el campo magnético y la duración del día
Los resultados de la investigación, a partir del análisis de decenas de terremotos, se publican en la revista Nature Geoscience, y, según sus autores, esta variación se correlaciona con pequeños cambios en observaciones geofísicas en la superficie terrestre, como el campo magnético o el aumento o la disminución de la duración de los días.
El artículo está firmado por Xiaodong Song y Yi Yang, de la Universidad de Pekín, en China, quienes aseguran haberse quedado «bastante sorprendidos».
Los resultados podrían ayudar a esclarecer los muchos misterios de las profundidades de la Tierra, como el papel que desempeña el núcleo interno en el mantenimiento del campo magnético del planeta y en la velocidad de rotación y, por tanto, en la duración del día, explica Nature en su sección de noticias.
«Pero no son más que la última entrega de un largo esfuerzo por explicar la inusual rotación del núcleo interno y podrían no ser la última palabra al respecto».
La Tierra está formada por varias capas: la corteza, el manto, el núcleo externo y el núcleo interno.
Esta última, la capa más profunda, es un bola de hierro sólido algo más grande que Plutón que está rodeada por un núcleo externo líquido, lo que le permite girar de forma distinta a la rotación de la propia Tierra.
El giro del núcleo interno es impulsado por el campo magnético generado en el núcleo externo y equilibrado por los efectos gravitatorios del manto.
No es sencillo estudiar el inaccesible centro de la Tierra, por su profundidad y por las condiciones extremas, pero la sismología es un método alternativo para ello: los terremotos generan ondas sísmicas que se propagan por el interior del planeta y algunas atraviesan el núcleo.
Para realizar su investigación, Yang y Song analizaron las ondas sísmicas de terremotos casi idénticos que han atravesado el núcleo interno de la Tierra siguiendo trayectorias similares desde la década de 1960.
Descubrieron que, desde 2009 aproximadamente, las trayectorias que antes mostraban una variación temporal significativa han experimentado pocos cambios, lo que sugiere que la rotación del núcleo interno se ha detenido.
También constataron que esto puede estar relacionado con una inversión de la rotación del núcleo interno como parte de una oscilación de siete décadas.
Estos cambios podrían relacionar el núcleo interno con fenómenos geofísicos más amplios, como el aumento o la disminución de la duración del día en la Tierra.
Los investigadores concluyen, además, que esta oscilación en la rotación del núcleo interno demuestra la interacción entre las distintas capas de la Tierra, resume la revista.
Los hallazgos podrían ayudar a ahondar en la comprensión de cómo los procesos profundos de la Tierra afectan a su superficie.