Lejos de retroceder, tras ser «observado» por el Gobierno peruano, el presidente del Estado boliviano, Luis Arce, volvió a dedicar unos minutos para hablar de la la situación crítica que vive el país vecino, y lamentó el incremento de muertos durante la convulsión.
Y lo hizo en la cumbre que lleva adelante la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) en Buenos Aires, Argentina.
«El Estado Plurinacional de Bolivia es respetuoso de la no injerencia, pero no podemos obviar la situación que vive el pueblo hermano del Perú. Con la República del Perú somos hermanos de sangre. Estamos consternados por las decenas de peruanos que han fallecido. Nuestra solidaridad con las víctimas de la violencia», apuntó el Mandatario.
Invitó a los jefes y jefas de Estado que conforman la CELAC a expresar su preocupación por los sucesos luctuosos en la nación incaica y a exhortar a las autoridades de ese país a alcanzar el entendimiento para la «paz social» interna.
Este domingo, la Cancillería peruana sacó un pronunciamiento rechazando el discurso que había dado Arce el domingo, en ocasión de los actos por el Día del Estado Plurinacional de Bolivia.
Incluso, analiza acciones contra el Gobierno nacional por presunta «injerencia» en asuntos internos.
Perú atraviesa uno de los momentos más críticos de su historia, con más de 60 bajas humanas, producto de la convulsión social bajo el Gobierno de Dina Boluarte. Las manifestaciones en las calles se agudizan. Exigen elecciones, otros piden la liberación del destituido Pedro Castillo.
El malestar del Gobierno incaico alcanzó a Arce, después de que Evo Morales apareciera bajo la lupa y fuera vetado. Le han prohibido el ingreso. Desde esas latitudes, un congresista denunció que el líder del Movimiento Al Socialismo (MAS) habría alentado, incluso con armas, a la insurrección.
«RESPETO A LA VOLUNTAD POPULAR»
Durante su disertación, el Dignatario también se mostró preocupado por lo que considera como grupos desestabilizadores que «intentan tomar por la fuerza el poder» en la región latinoamericana.
«No podemos permitir, como pueblos, gobiernos y estados, que se pretenda tomar por la fuerza lo que no se ha ganado en las urnas. Solicitamos que (la CELAC) se transforme en una sola voz para condenar de manera enérgica todos estos actos de violencia, tortura, terror y desestabilización que amenazan a los países de nuestra región y a la convivencia pacífica. Exigimos estricto respeto a la voluntad popular expresada en el voto».