El Gobierno de Chile toma esta decisión como prevención ante el considerable crecimiento de contagios de la COVID-19 en China, donde las restricciones de viaje acaban el próximo 8 de enero.
El Gobierno de Chile informó este miércoles que prolonga hasta marzo la alerta sanitaria que rige en el país desde febrero de 2020 debido a la situación epidemiológica en China, que vive una considerable ola de contagios de la COVID-19 y donde las restricciones de viaje acaban el próximo 8 de enero.
«La medida se adopta de manera preventiva debido a la incertidumbre del escenario epidemiológico que presenta China en este momento», indicó el Ministerio de Salud en un comunicado, y recordó que la Organización Mundial de la Salud (OMS) también ha mostrado recientemente su preocupación.
La alerta sanitaria, que debía terminar el 31 de diciembre, dota a las autoridades de facultades especiales para mitigar la COVID-19, como la contratación de personal sanitario o el establecimiento de protocolos de seguridad en los lugares de trabajo.
Cifras en Chile
Con más de 5 millones de contagios y 63 000 muertos desde el inicio de la pandemia, Chile es uno de los países más afectados por la COVID-19 en Latinoamérica y el que mantuvo las restricciones de movilidad más severas y prolongadas.
El país fue además pionero en la vacunación y actualmente la mayor parte de la población tiene el esquema completo y dos dosis de refuerzo.
En las últimas 24 horas, se registraron 5.517 casos nuevos y 5 fallecidos en Chile, mientras que la tasa nacional de positividad rozó el 19 %, según cifras oficiales.
Las autoridades de China indicaron el pasado lunes que a partir del 8 de enero no exigirán hacer cuarentena a aquellos que entren al país, lo que se prevé que anime a muchos chinos a viajar al extranjero tras vivir casi tres años entre restricciones severas.
Aunque el turismo chino supone un revulsivo para otras economías, algunos países vecinos temen la llegada de turistas contagiados por la COVID-19.
Italia se unió a Japón y Taiwán y anunció este miércoles que obligará a someterse a una prueba para detectar si tienen COVID-19 a todos los pasajeros que lleguen al país desde China, después de que en algunos aeropuertos casi el 50 % de los viajeros que han aterrizado procedentes del país asiático dieran positivo.