A la consulta de cómo se celebraba el Año Nuevo hace algunas décadas, muchos adultos mayores señalaron que, al igual que en la Navidad, los buñuelos, la tradicional chocolatada y las reuniones con amigos y vecinos, en el caso de los jóvenes y personas adultas, primaban. Pero en Cochabamba, desde hace muchas décadas, Totora concentró la atención del departamento, debido a que reúne a sus habitantes en su plaza principal no precisamente para recibir el Año Nuevo, sino para dar inicio a la festividad religiosa del Niño San Salvador, patrono de la región.
De acuerdo con la investigadora histórica social Rosa Elena Novillo Gómez, la fiesta en Totora se extendía hasta por 12 días.
“Allá por los años 80, una sola persona se hacía cargo de la fiesta, corría con todos los gastos, pero eso fue cambiando con el tiempo y debido a la crisis económica (…) Es una fiesta que dura entre 7 a 12 días. Los residentes totoreños han hecho que esta celebración vaya creciendo. Lo que se tiene durante la noche es adoración, fogata, música, baile y hoy en día fuegos artificiales”, dijo.
Buñuelos y pasteles
Novillo Gómez señaló que épocas pasadas la tradición de preparar y compartir los buñuelos, pasteles y chocolate iniciaba en Navidad y se extendía hasta Reyes. “En el caso cochabambino, siempre se les ha dado mucho impulso a los pasteles con relleno de quesillo del valle y el jigote, eso se compartía e invitaba. Pero también se acostumbraba a realizar las famosas inocentadas el 28 de diciembre, en muchos casos, en lugar del quesillo, acostumbraban ponerle algodón y eso invitaban, nuestra gente siempre ha sido muy creativa. Incluso las radios de esas épocas hacían las famosas inocentadas”, dijo.
Recordó que, por los años 70 y 80, se organizaban fiestas para despedir el año viejo, y al amanecer del 1 de enero se compartía la picana, que era un plato más de Año Nuevo y no así de Navidad.
Por su parte, el investigador Guido Guzmán sostuvo que, en la época colonial, la Navidad y la fiesta de San Juan eran las más importantes por el cobro de tributo a los indígenas, y no así el Año Nuevo.
“Desde la época republicana es que toma vigencia el Año Nuevo. Es a mediados del siglo XX cuando empieza tomar fuerza la celebración del cambio de año”, indicó Guzmán.
Los investigadores coincidieron que el consumismo, el cine y los migrantes introdujeron, entre los años 80 y 90, con mucha más fuerza, algunas costumbres europeas, como es el caso del árbol de Navidad y las famosas cávalas.
Pero está claro que la celebración siempre fue urbana y no rural. Incluso hoy en día, la gente que vive en comunidades alejadas no acostumbra celebrar el Año Nuevo.