Hay en estos momentos más de 300 mil toneladas de plástico flotando en los océanos de todo el mundo.
Cuando los plásticos comienzan a degradarse en el océano liberan compuestos de carbono orgánico que producen una mayor acidificación del agua marina.
Científicos del Institut de Ciències del Mar (ICM-CSIC) de Barcelona realizaron un estudio y detectaron que los compuestos provienen tanto del propio plástico como de sus aditivos, lo que resulta en la producción de CO2.
“Gracias a este estudio hemos podido comprobar que, en zonas de la superficie del océano muy contaminadas por plástico, la degradación de este dará lugar a una bajada de hasta 0.5 unidades del pH, lo que es comparable a la bajada de pH estimada en los peores escenarios de emisiones antropogénicas para finales del siglo XXI”, dijo Cristina Romera-Castillo, primera autora del estudio.
Alertó que cada año llegan al mar unos 13 millones de toneladas de plástico, y se estima que unas 250 mil toneladas más se encuentran flotando por todo el océano. La acidificación y la contaminación por plástico son dos de los grandes problemas que afronta el océano en la actualidad.
En este sentido, desde la revolución industrial, el aumento de la acidez de los mares y océanos está provocando que a algunos organismos calcificadores, como los corales, les sea más difícil mantener sus esqueletos.
El proceso de acidificación
La luz ultravioleta procedente del Sol es el principal factor de degradación y envejecimiento del plástico. Esta degradación da lugar a fracturas que hacen que el plástico se rompa en trozos más pequeños, algunos de menos de 5 milímetros, más conocidos como microplásticos.
Al estar expuesto a la luz solar y la erosión, el plástico se encuentra “envejecido”, y su grado de degradación depende del tiempo que lleve expuesto a esas condiciones. Esta exposición da lugar a una mayor liberación de compuestos químicos al agua y provoca una bajada de su pH.
De esta manera, los compuestos químicos que el plástico libera al agua de mar durante su degradación pueden ser componentes del propio plástico o bien aditivos que se le añaden para darle color u otorgarle resistencia. Algunos de estos compuestos son ácidos orgánicos, lo que explica que contribuyan a la bajada del pH.
Sin embargo, durante la degradación del plástico también se produce CO2, que puede ser emitido directamente por este, o bien ser un producto de las reacciones que la luz solar desencadena en los compuestos orgánicos liberados por el plástico. A su vez, este CO2 liberado interviene en una serie de reacciones que también provocan una bajada de pH del agua.
Para dimensionar el problema
Con sólo seis días de exposición a la luz solar, una mezcla de plásticos envejecidos recogida en playas liberaba una gran cantidad de compuestos de carbono orgánico disuelto y se observó una disminución significativa del pH del agua.
En los experimentos con plástico nuevo, en cambio, se usó poliespán, polietileno de baja densidad (LDPE) —con el que se fabrican bolsas y otros envases— y plástico biodegradable. De estos, solo el poliespán (poliestireno expandido) produjo una bajada sustancial del pH, ya que con los otros no se observaron diferencias significativas.
“Estos resultados ponen de relieve que el plástico envejecido afecta mucho más que el nuevo a la acidificación, lo cual es muy preocupante, ya que la mayoría del plástico que se encuentra en el mar, sea del tipo que sea, está degradado”, concluye el estudio.
13 millones de toneladas de plástico llegan cada año al mar.
300 mil toneladas están flotando en estos momentos.