La CIJ subrayó que “no está llamada a tomar ninguna decisión” sobre los puntos de la disputa entre Bolivia y Chile por el uso de las aguas del río fronterizo
Analistas políticos comentaron el rol de la dirigencia cívica al rechazar la oferta de Chile de pagar por el uso de las aguas del Silala, sin tomar en cuenta la deuda histórica, cuando los gobiernos de Evo Morales y Michele Bachelet desarrollaban en 2009 el mayor acercamiento de las relaciones bilaterales en base a la agenda de 13 puntos.
El analista en relaciones internacionales Alfredo Gómez Mallea y el diplomático y diputado nacional Gustavo Aliaga, analizaron en el programa Hagamos Democracia de la red Erbol, el resultado del juicio contra Bolivia planteado por Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya y los alcances del pre-acuerdo suscrito entre ambos países sobre el Silala.
Gómez recordó que Chile, a través de la empresa concesionaria, ofreció pagar una compensación de 17 mil dólares/día por el 50% de las aguas del Silala. Eso causó un revuelo en Potosí donde el presidente cívico Celestino Condori promovió encuentros rechazando la oferta por considerarla una burla a Potosí, manifestó.
Indicó que Potosí no solo quería el 50% sino el 100% con retroactividad, lo cual hacía imposible un acuerdo porque, además, la misma prefectura de Potosí dio en concesión las aguas del Silala (en 1906) a una empresa inglesa.
Afirmó que esta posición derivó en una ruptura del preacuerdo y a la fecha Potosí no recibe nada de lo que podía haber recibido casi 70 millones de dólares/año. Dijo que esto hubiera evitado juicios, demandas y contrademandas entre ambos países.
Aliaga sostiene, por su lado, que el preacuerdo era “una manzana venenosa” que en marzo de 2009 llevó el canciller David Choquehuanca a los potosinos, porque en el párrafo correspondiente del acuerdo, ya chequeado por Chile y Bolivia, decía que el 50% del pago correspondía al Estado Plurinacional de Bolivia y es de libre disponibilidad en territorio boliviano.
Recordó que, hasta ese momento, sostenían que el cien por ciento de las aguas del Silala era de los bolivianos, pero no había ningún cálculo de dinero. El acuerdo no reconocía la deuda histórica y solo apuntaba a que Potosí reconociera que el Silala era un río otorgando permiso para su explotación.
“Jamás se habló de un precio exacto, jamás se reconoció que esa deuda existía. Eso fue el año 2009 y Chile volvió el 17 de julio 2019, ante una vicecanciller boliviana, con una propuesta más dura en dos documentos, pidiendo al gobierno que reconozca que el agua era un río internacional. El gobierno boliviano no lo hizo hasta que el 2016 Evo Morales denunció que Chile no estaba robando agua”, puntualizó.
Sostuvo que la canciller Keren Longaric y el embajador Jaime Aparicio viajaron hasta la Corte de La Haya a pedir legajos de la contrademanda boliviana y para gran sorpresa del país, se encontraron que Evo Morales había reconocido que el Silala era un río internacional.
“Hubo un manejo arbitrario, hemos querido engañar a Potosí y Potosí lo sabe y lamentablemente nunca fue informada hasta hoy. Ahora el director de Diremar se desentendió de la deuda y recomendó a los potosinos acudir a una Corte de Londres a negociar la deuda que Chile nunca reconoció”, afirmó Aliaga.
Gómez refutó esa apreciación asegurando que el concepto de “río” fue manejado durante 90 años y que incluso el Tratado de Paz y Amistad dice “river Silala” y lo invitó a Aliana a revisar es documento.
Dijo que luego llegaron los gobiernos de Gonzalo Sánchez de Lozada y Hugo Banzer para ya manejar el concepto de manantial lo que, posteriormente, dio lugar a una licitación y concesión a la empresa Ductec para que puedan vender el agua, aspecto que los chilenos lo aceptaron.
En relación al cambio de posición del gobierno del MAS, manifestó que lo hizo después de tener un estudio que decía que el Silala es un río que no fluye solo por arriba, sino también por abajo y considera que lo ideal hubiera sido que, antes de aceptar la demanda de Chile, se contrate ese estudio.
“Hubo una época en que a los bolivianos se nos ocurre decir que es manantial desviado artificialmente a beneficio de Chile. Ahora los potosinos están en serio lío porque dijeron que es una burla y lo rechazaron. No hubo negociación sino manifestaciones de rechazo, el gobierno retrocedió y se perdió una oportunidad”, afirmó.
Gómez dijo que como país se deben aprender de estas lecciones a futuro y los yerros cometidos en la política exterior que hubo de ambos lados.