El Fondo Monetario Internacional (FMI), en su último informe sobre las perspectivas económicas en América Latina, proyectó que la tasa de inflación en Bolivia ascenderá hasta el 4,2 por ciento al cierre de la gestión 2022. El organismo también alertó sobre el aumento de las vulnerabilidades de Bolivia ante los shocks externos.
“El régimen de tipo de cambio fijo, junto con una sólida producción agrícola y diversos subsidios y controles de precios, ha ayudado a mantener estables los precios internos, pero se proyecta que la inflación aumente a fines de 2022”, señaló el FMI.
Además, alertó que “las presiones fiscales y una disminución de las reservas internacionales han incrementado la vulnerabilidad de Bolivia a shocks externos”.
En ese contexto, el organismo internacional proyectó que el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Bolivia en 2022 llegará sólo al 3,8 por ciento, puesto que, aunque las exportaciones siguen siendo altas, las condiciones financieras son menos favorables.
Sin embargo, el presidente Luis Arce Catacora, en su informe de gestión brindado el pasado 8 de noviembre, destacó que Bolivia posee la tasa de inflación más baja de la región y una de las más reducidas en el mundo, aspectos fundamentales para el tránsito hacia la reconstrucción de la economía.
“A septiembre de 2022, en un contexto de presiones inflacionarias de origen externo, Bolivia se posiciona como la economía con la menor inflación de la región y una de las más bajas a nivel mundial (al alcanzar el 1,76 por ciento)”, dijo la autoridad.
Explicó que el Gobierno apoya al sector agropecuario para aumentar la producción y la productividad, y este responde con mayor oferta y, por tanto, con mayor abastecimiento de alimentos.
Agregó que el Gobierno vela por la protección de las familias de las presiones inflacio-narias a través de subvención a los carburantes, productos alimenticios y otros.
“Mantener un nivel de inflación bajo y estable es fundamental en el tránsito hacia la reconstrucción de la economía boliviana y hacia el proceso de industrialización con sustitución de importaciones”, indicó.
Sin embargo, el economista Germán Molina calificó como medias verdades las declaraciones de Arce, puesto que no se pronuncia sobre el incremento de precios que siente la población al momento de hacer sus compras.
“Antes, cuando había recursos esa inflación reprimida no se notaba, pero ahora se nota con más fuerza. Es cierto que el IPC tiene una tasa baja, pero en los bolsillos de las personas y las empresas se nota que es mayor”, dijo el analista.