El rencor conlleva sufrimiento, en cambio, el perdón te hará más feliz y más confiada. Pero no siempre es fácil perdonar. Este test te ayudará a saber si guardas mucho rencor y cómo puedes mejorar.
Es normal que te sientas herida, que te enfades o que, incluso, mantengas la distancia temporal con una persona que ha herido tus sentimientos o a hecho algo que te ha perjudicado. Sin embargo, las personas rencorosas persisten en esta actitud de resentimiento, no olvidan ni perdonan y suelen buscar el momento para ‘vengarse’. Al menos, sueñan con ello. Pero el rencor no es una emoción positiva. Todo lo contrario. Según los expertos, nos puede acabar amargando la vida. Por el contrario, «aprender a perdonar nos hace libres y seguras de nosotras mismas, confiadas y nos permite disfrutar del presente», asegura la Dra. Montse Marsà, de Mundopsicólogos.
Perdonar y evitar el rencor no significa olvidar
La experta en psicología remarca que saber perdonar no significa olvidar. «El perdón es un aprendizaje que hacemos con nosotros mismos para que no volvamos a sufrir y no volvamos a tener que experimentar de nuevo el proceso de perdonar. Por lo tanto, gracias al perdón, también podemos conseguir aprendizaje y conectar con nuestra capacidad de agradecer las circunstancias, por más dolorosas que sean. Esto implica que, aunque perdonemos, podemos alejarnos de esa situación, a decir que no más de eso y tomar decisiones para protegernos. Al fin y al cabo, perdonar es una protección», señala.
En cambio, si nos instalamos en el rencor, el enfado permanente que sentimos se irá apoderando de nuestra esencia y nos puede llevar a experimentar otros síntomas como problemas para dormir, dificultad para concentrarnos, sentiremos desconfianza hacia las personas que nos rodean y nos sentiremos inseguras.
Tips para dejar de tener tanto rencor
El perdón es una capacidad muy humana. Pero también debemos aprenderlo, ya que conlleva conectar con el sufrimiento y dejarlo ir. Estos consejos te pueden ayudar:
- Desear ser libres y sin sufrimiento. Para perdonar y vivir sin rencor, hay que desearlo. Como decíamos, el rencor está muy conectado con el enfado, la ira, el odio, emociones que provocan sufrimiento. Si queremos ser libres y felices, debemos ‘desear’ perdonar con las herramientas que tenemos aún a sabiendas de las emociones que podemos sentir.
- Reconocer las emociones que sentimos. Esto significa conectar con el enfado, con la rabia, con la injusticia. Reconocer y aceptar lo que sentimos. Pero no significa dejarlo dentro de nosotros y no hacer nada, al contrario, es escuchar lo que sentimos y responsabilizarnos de ello. Somos responsables de lo que hacemos con nuestras emociones.
- Tras responsabilizarnos de lo que sentimos, tomar acción. Responsabilizarme de lo que siento me llevará a aceptar que solo yo mismo tengo el poder de ser libre. Si me responsabilizo, decido qué hacer con las emociones. Las emociones no podemos controlarlas, pero sí que podemos cambiar qué hacemos como consecuencia de ellas. Pero si no me responsabilizo, la rabia me lleva a más rabia, el enfado a más enfado… y así con todas las emociones. Cuando me responsabilizo, soy yo quien decide qué hago con ellas, pese a que estén presentes. ¿Decido seguir sufriendo o decido ser libre y ser feliz?
- Aceptación y perdón. Es llegar a aceptar las circunstancias en su totalidad, reconocerlas como tal y perdonarlas. En este punto, experimentamos la libertad y la valiosidad de sentirnos libres de sufrimiento
- Aun mientras sufría en la cruz, Jesucristo no sintió rencor por Sus perseguidores, sino que oró: “Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen” (Lucas 23:34). Sentimos amor por todas las personas. No tenemos nada en contra del género humano y nunca estaremos en contra de ellos mientras nos dejen en paz.