La Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya, en Países Bajos, fijó para el 1 de diciembre la lectura de la sentencia sobre el uso de las aguas del Silala, dentro del litigio entre Chile y Bolivia.
«A las 15.00 horas (hora local) tendrá lugar una reunión pública en el Palacio de la Paz de La Haya, durante la cual la presidenta de la Corte, Joan E. Donoghue, leerá la decisión del tribunal», ha expresado en un comunicado el organismo internacional.
Los posibles escenarios son: 1) un fallo que dé la razón a Chile, que interpuso la demanda en junio de 2016; 2) un veredicto favorable a Bolivia, que presentó una contrademanda en 2018, y 3) una sentencia “salomónica”. El fallo de la Corte será inapelable y se prevé influirá en el posterior desarrollo de las relaciones entre Chile y Bolivia, así como en las actividades económicas y medioambientales que tengan lugar en Potosí y Antofagasta.
El año 2016, Chile presentó sorpresivamente una demanda sobre el estatus y uso de aguas del Silala en medio de otro diferendo entre ambos países en la CIJ en el que La Paz pidió obligar a Santiago a negociar una salida soberana al mar. Bolivia presentó en 2018 sus argumentos y contrademandó solicitando a la CIJ que dictaminara que tenía «soberanía (…) sobre el flujo artificial de las aguas del Silala» (un sistema de canales que extrae agua de manantiales naturales) y exigió que Chile pague una indemnización por su uso.
El Silala, que fluye a lo largo de unos ocho kilómetros, toma el agua de manantiales y luego la desvía a una zona de recepción en Chile, según mostraron las imágenes presentadas en la audiencia.
Chile y Bolivia llevan décadas enfrentadas por demandas sobre el estatus de aguas fluviales y marítimas. Sus relaciones diplomáticas están rotas desde 1978, cuando fracasó el último intento de negociar un acceso al Pacífico para Bolivia. En 2000, Chile propuso negociar formalmente el uso de las aguas del Silala y estaba dispuesto a pagar por ello, pero esas conversaciones se estancaron cuando Bolivia elevó el precio.