“El año pasado (el horneado) era 180 y la arroba era 45 bolivianos, solamente al quintalaje se ha agregado 10 bolivianos porque es más complicado formar las t`antawawas, es todo un arte, lo que demora, pero lo demás tiene el mismo precio del año pasado”, afirmó a La Razón el ejecutivo de la Federación de Panificadores de El Alto, Fidel Paco.

Los precios se fijaron en horneado por quintal, Bs 190; arroba, Bs 45; libra de bizcochuelo, Bs 50; galleta, masitas, pan, suspiros, maicillos, Bs 6 por lata; humintas, Bs 9, por lata.

La Intendencia Municipal realizará controles para que los precios estén a la vista de los usuarios, durante Todos Santos.

TRABAJO

Paco señaló que esta fecha genera fuentes de empleo eventuales, dado que es una temporada donde la población acude masivamente a los hornos para la elaboración de masitas en memoria de sus difuntos.

“La demanda sube en estos días, por eso todos vamos a estar trabajando especialmente en la última semana de octubre; en El Alto somos 750 afiliados, que significa la misma cantidad de hornos de las 15 asociaciones. El sector panificador mueve económicamente porque esos días se necesitan colaboradores, un horno trabaja con cinco o seis personas”, dijo.

El incremento de trabajo por Todos Santos supondrá una pausa en la elaboración habitual de pan de batalla, el dirigente llamó a la población a tomar previsiones.

“Entre el 24 o 25 de octubre estaremos iniciando con la elaboración de Todos Santos, entonces la población estará con producto en sus hogares, después de la primera semana de noviembre estaremos volviendo a elaborar el pan tradicional”.

TRADICIÓN

La elaboración de pan para recibir Todos Santos, una celebración cultural de recibimiento de los difuntos, se mantiene en el país.

Las familias no dejan de lado la tradición, aunque la economía no permite que se realice la cantidad de masitas que antes se acostumbraba, recordó Paco.

“Aún todavía tenemos esa costumbre que viene desde nuestros abuelos, pero ya no es como antes, hace años las familias hacían quintales. A una persona cuando fallece le dan esa muestra de cariño, antes elaboraban cinco a seis quintales pero ese tiempo ya ha pasado, la gente cuida su economía y ahora máximo hacen un quintal, después hacen por arrobas, pero la tradición se mantiene”.

La tradición de Todos Santos señala que las almas de los difuntos llegan a mediodía del 1 de noviembre y se van a la misma hora del día siguiente.

Para esta visita se arman mesas con figuras de pan (t´antawawas, escaleras, caballos), galletas, cañas de azúcar, agua, además del platillo favorito del difunto.

El 2 de noviembre todo eso debe ser trasladado hasta el cementerio, donde los visitantes elevan oraciones para despedir al difunto, a cambio de pan.