El 20 de agosto, una bomba colocada bajo el vehículo que conducía cerca de Moscú mató a Duguina, una periodista y politóloga de 29 años, hija del filósofo y dirigente ruso Alexander Duguin. Fuentes estadounidenses apuntan a la implicancia de Kiev en el atentado terrorista.
Fuente de la inteligencia de EEUU citadas por la televisora CNN y el diario The New York Times señalaron que la voladura del auto en el que viajaba Dugina “fue autorizada por elementos dentro del gobierno ucraniano”, aunque no está claro si el presidente Volodimir Zelenski sabía del plan.
Según las publicaciones, Washington no supo antes del atentado y tampoco tiene certeza acerca de quién ordenó puntualmente el asesinato.
La información, con todo, parece coincidir con la mirada de las autoridades rusas de que el atentado con coche bomba fue «planeado de antemano».
Rusia acusó entonces a ucranianos de ser responsables del ataque, lo que Kiev negó rotundamente después de la explosión.
El 20 de agosto, una bomba colocada bajo el vehículo que conducía cerca de Moscú mató a Duguina, una periodista y politóloga de 29 años, hija de Duguin, a quien medios occidentales describen a menudo como «cerebro» o uno de los mentores ideológicos del presidente Putin.
Duguin es uno de los filósofos que popularizó el concepto de «Nueva Rusia», que el Gobierno de Putin había usado para justificar la anexión de la península de Crimea, en 2014, y su apoyo a las milicias locales alzados en armas en el este de Ucrania desde ese mismo año.
La cadena CNN señaló que, tras las revelaciones de la inteligencia de Estados Unidos, funcionarios del Gobierno de Ucrania, la CIA y el Departamento de Estado se negaron a hacer comentarios.
Autoridades de la inteligencia de EEUU creen que el objetivo real de la operación era Duguin, porque Dugina conducía el automóvil de él esa noche.
Para el medio, si efectivamente hubo participación de Ucrania en el ataque se estaría ante una expansión audaz de las operaciones encubiertas ucranianas, que hasta acá se habían limitado a depósitos de combustible y bases militares en ciudades a lo largo de la frontera.
Además de aclarar que no prestaron apoyo de ningún tipo, los funcionarios de la inteligencia estadounidense dijeron que se habrían opuesto al asesinato si hubieran sido consultados.
The New York Times reveló que “la evaluación de la complicidad ucraniana” fue compartida la semana pasada dentro del gobierno de EEUU.
Aunque Rusia no adoptó represalias de manera puntual por el crimen, a Estados Unidos le preocupa que ataques de ese tipo, de alto valor simbólico pero con nulo impacto en el campo de batalla, genere que Moscú encare sus propios ataques contra funcionarios ucranianos.
El medio advierte, además que los funcionarios estadounidenses se sintieron “frustrados por la falta de transparencia” de Ucrania sobre sus planes militares y encubiertos.
Consultado sobre la evaluación de inteligencia de EE UU, Mykhailo Podolyak, asesor del presidente de Ucrania, reiteró que el gobierno ucraniano niega su participación en el asesinato de Dugina.
“Una vez más subrayaré que cualquier asesinato durante la guerra en un país u otro debe tener algún tipo de significado práctico”, dijo Podolyak a The New York Times en una entrevista el martes último.
“Debe cumplir algún propósito específico, táctico o estratégico. Alguien como Dugina no es un objetivo táctico o estratégico para Ucrania. Tenemos otros objetivos”, dijo, y explicó que se refería a “colaboracionistas y representantes del comando ruso, que podrían tener valor para los miembros de los servicios especiales que trabajan en este programa”.
El diario repasó que “discretamente” Kiev reconoció haber matado a funcionarios rusos en Ucrania y haber saboteado fábricas y depósitos de armas rusos.
Y citó a un alto oficial militar ucraniano que admitió que, con ayuda de combatientes locales, se habían llevado a cabo asesinatos y ataques contra colaboradores ucranianos acusados y funcionarios rusos en los territorios controlados por Rusia.
Aunque los países tradicionalmente no discuten las acciones encubiertas de otras naciones, por temor a que se revelen sus propias operaciones, algunos funcionarios estadounidenses consideran, según The New York Times, que debe frenarse ese “aventurerismo peligroso”, en particular los asesinatos políticos.
Aún así, las preocupaciones de EEUU sobre las operaciones encubiertas de Ucrania dentro de Rusia no generaron cambios en el apoyo diplomático, militar y de inteligencia al gobierno de Zelensky y a los servicios de seguridad de Ucrania.
En una llamada telefónica el sábado, el secretario de Estado Antony J. Blinken le dijo a su homólogo ucraniano, Dmytro Kuleba, que la administración Biden “continuará apoyando los esfuerzos de Ucrania para recuperar el control de su territorio fortaleciendo su mano militar y diplomáticamente”, según Ned Price, portavoz del Departamento de Estado.
Finalmente, la publicación revela que “crece la preocupación en Washington” por la chance de que Moscú puede tener en estudio “medidas adicionales para intensificar la guerra, incluso mediante la renovación de los esfuerzos para asesinar a destacados líderes ucranianos”.