La mayoría de los vehículos en Riberalta y Guayaramerín, en Beni, no tienen placas de control. Son automóviles último modelo y marcas de lujo. Pueden cargar combustible por un previo acuerdo con los dueños de las estaciones de servicio
Son vehículos de lujo y la mayoría ingresan desde Brasil. Andan por las calles de los municipios de Riberalta y Guayaramerín, en el departamento de Beni, sin ningún problema. La Policía solo los mira. En las gasolineras cargan combustible sin contratiempos. Es más, reciben factura de su compra. La mayoría de estos vehículos indocumentados son de lujo y son de uso particular. En la Amazonía existe una especie de pacto para que puedan circular.
En la plaza central de Riberalta dan vueltas los vehículos último modelo sin placas de control. Lo hacen a pesar de algún esporádico patrullaje policial. Son motorizados de lujo que están indocumentados. En estas poblaciones benianas los chutos son de lujo, a comparación de municipios del occidente, del trópico cochabambino o de zonas rurales de Santa Cruz, donde los motorizados sin placa son por lo general lo del servicio público.
Lo mismo sucede en Guayaramerín. Estos vehículos de lujo se pasean por las calles de ese municipio sin ningún tipo control. La mayoría de estos motorizados fueron adquiridos en Brasil y fueron traídos a Bolivia vulnerando los trámites aduaneros.
Según la explicación de un propietario de una vagoneta “chuta” en Guayaramerín, en esta región amazónica existe una especie de pacto para poder circular sin problemas. Esta persona, que se dedica a la ganadería, dijo a este medio que adquirió su motorizado -una vagoneta marca Jeep modelo 2021- en el lado brasileño. Lo compró de un conocido y que luego tuvo que cruzar el río Mamoré con su nueva adquisición.
Del precio prefirió no hablar, pero dijo que por lo menos está un 50% menos a lo que cuesta en una importadora en las ciudades del eje central. “Cargo gasolina sin ningún problema. Acá no vemos esto como un problema. Hay señores que tienen sus vehículos chutos y son su herramienta de trabajo”, relató el propietario.
Acabando la avenida Dos Estados, en la ciudad brasileña de Guajará-Mirim, que es separada por el río Mamoré de Guayaramerín, existe un pequeño muelle que es usado para pasar los vehículos en embarcaciones grandes. Está a unos diez minutos del punto fronterizo legal.
En esa zona existen negocios de venta de vehículos. Muchos ofrecen los motorizados con placas de ese país, pero otros sin patentes. En Brasil desconocen si los automóviles se van a Bolivia.
Sin industria
En la Alcaldía de Guayaramerín no atendieron los requerimientos de este medio. Sin embargo, la concejal de ese municipio Ilonka Saucedo admitió a un medio local que el contrabando de muchos productos -incluido vehículos- se debe a que esa región está muy alejada y desconectada de otras zonas industriales de Bolivia.
“(En Guayaramerín) no hay industrias, no hay empresas, y las que hay se asientan en Riberalta, que está a una hora de nuestro pueblo. Tenemos la luz más cara del país, entonces no hay posibilidades para la gente que quiere venir a invertir en esta región, por ello lo único que hay en Guayaramerín es comercio”, dijo Saucedo.