Existen serias fracturas en el interior del MAS, el partido de gobierno de Bolivia, que podrían derivar más adelante en una escisión, tal como le sucedió al MNR en el pasado, señalan analistas.
Acusaciones de corrupción, de protección al narcotráfico, de traición, de usar el aparato estatal para impulsar la candidatura de uno de los bloques, además de expulsiones y la supuesta articulación de un “plan negro” contra el expresidente Evo Morales, son algunos de los hechos que salieron a la luz en las últimas semanas.
Para el analista político Rolando Tellería, estos hechos muestran que existen serias fracturas en el interior del MAS que podrían derivar más adelante en una escisión, tal como le sucedió al MNR en el pasado.
Tellería observa dos factores en este proceso de erosión interna. “En primer lugar, que todas las facciones (movimientos sociales), en su lógica corporativa, quieren un pedazo más grande de la torta, mayores privilegios y prerrogativas”
En segundo lugar, señala el experto, “la desesperación, casi enferma, de Evo Morales, que no puede ni tolera mantenerse lejos del poder. Sus exministros también”.
Para Tellería, Morales no “acepta segundos planos” y pretende siempre estar en las “portadas”. “Como en el primer plano y en las portadas, está Lucho (Arce), y la envidia lo carcome, se ha convertido en el principal opositor del gobierno. Ningún acierto será de su agrado”, indicó.
Aseveró que es probable que este segundo factor acelere aún más este proceso de erosión interna.
Peleas
El primer quiebre se vio antes de las elecciones presidenciales de 2020. Evo Morales eligió el binomio del MAS pasando por encima de las decisiones del Pacto de Unidad, lo que provocó protestas de distintos sectores.
Luego apareció con fuerza el “ala renovadora” del MAS, cuyas caras visibles fueron la dirigenta de los Interculturales Angélica Ponce y el diputado cruceño Rolando Cuéllar. Los dos pidieron que la “vieja rosca” dé paso a las nuevas generaciones, en referencia a Evo Morales y su gabinete. Ambos fueron expulsados por la cúpula del MAS, dirigida por Morales.
Luego, las acusaciones subieron de tono. El expresidente Morales aseveró a inicios de este año que hay ministros que son aplaudidos por al derecha y dirigió sus críticas al ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo.
En abril de este año, Morales presentó audios denunciando un presunto encubrimiento al narcotráfico en un operativo en el trópico de Cochabamba. Nuevamente el foco de sus críticas fueron Del Castillo y la Policía.
La división se profundizó cuando la dirigencia del MAS acusó al vicepresidente David Choquehuanca de usar esa instancia para crear su propia estructura política de cara a las elecciones de 2025. En al menos dos eventos de organizaciones sociales se vio actos de violencia entre “choquehuanquistas” y “evistas”.
Las cosas subieron de tono con al expulsión de Cuellar y Ponce del partido azul, pese a que no se efectivizó la pérdida del curul porque el Tribunal Supremo Electoral (TSE) no dio curso a esa petición.
Otros dos hechos marcaron la división del MAS las últimas semanas. Primero, el robo del celular del expresidente Morales en un acto en Warnes, Santa Cruz, hecho por el que el exmandatario apuntó directamente a Del Castillo; y la denuncia de un supuesto “plan negro” creado por ministros de Estado para desprestigiar a Morales y evitar su candidatura en 2025.
En un nuevo episodio de esta crisis, Del Castillo tildó de “cáncer” a los exministros de Morales y éste respondió que entre sus exministros estaban los actuales Presidente y Vicepresidente.
Arce no hablará del “plan negro”
El vocero presidencial, Jorge Richter, dijo ayer que el presidente Luis Arce no se referirá públicamente a la denuncia de un supuesto “plan negro” contra el expresidente Evo Morales, orquestado, según el exmandatario, por el gabinete de ministros.
Morales, en cambio, prosiguió con sus denuncias, tanto en su programa radial como en sus cuentas en redes sociales.
El exmandatario afirmó que hay 20 millones de bolivianos de presupuesto en este supuesto “plan negro”.