Se trata de un gran descubrimiento de la arqueología subacuática, afirman los medios estatales chinos
Cohetes marinos
Se trata de un «gran descubrimiento de la arqueología subacuática», afirman los medios estatales chinos, acostumbrados a celebrar las hazañas de los cohetes marinos. En 2011, el submarino Jiaolong descendió a 5,000 metros de profundidad.
En 2018, la llegada de drones marinos como el Qianlong III amplió los límites de la exploración en aguas profundas. En 2020, el sumergible Fendouzhe alcanzó el punto más profundo conocido de la Fosa de las Marianas, a casi 11 kilómetros de la superficie del océano Pacífico. Pero ésta es la primera vez que los arqueólogos descenderán tanto para recuperar reliquias.
A 1,500 metros bajo la superficie, los cazadores de embarcaciones hundidas están fuera de juego. Sin embargo, es a esta profundidad donde pueden encontrarse los restos de los dos barcos avistados en octubre de 2022.
Y a diferencia de su predecesor, el Jiaolong, fabricado a medias con componentes y tecnologías comprados en el extranjero, el batiscafo encargado de la misión de recuperación, el Deep Sea Warrior, está fabricado y desarrollado en un 95% en China.
La campaña lanzada este fin de semana debería extenderse a lo largo de un año, en tres etapas, según informaron estos lunes expertos entrevistados por el Diario del Pueblo.
En total, más de 100,000 objetos fueron transportados por los dos buques de guerra chinos, fuertemente cargados, entre ellos porcelana de exportación y troncos de madera en ruta hacia China.
Reclamos territoriales
Las ambiciones submarinas de China van de la mano de sus ambiciones geopolíticas: «Este importante descubrimiento corrobora los hechos históricos -afirmaron las autoridades- y la forma en que los chinos han desarrollado y utilizado el Mar de China Meridional a través de la Ruta Marítima de la Seda».
Es una forma de que Pekín refuerce el estatus de potencia marítima de China y apoye sus reivindicaciones territoriales sobre islas y atolones reclamados por países vecinos como Vietnam, Filipinas, Malasia y Brunei.
La agencia de prensa oficial de Sanya, capital de la provincia de Hainan, habla incluso directamente de la apertura de un «nuevo capítulo en la exploración de las profundidades marinas chinas». Según el subdirector del departamento de turismo de la provincia de Hainan, citado por la agencia, es en esta vasta zona incluida en lo que la diplomacia china denomina «la línea de 9 rayas» y que representa en el mapa una «lengua de buey», en particular alrededor de arrecifes muy disputados como las islas Paracel (Xisha) o Spratlys (Nansha), donde se han descubierto en los últimos años 124 reliquias culturales, en aguas poco profundas.
La conquista de las profundidades marinas
La conquista china de las profundidades marinas va más allá de los descubrimientos arqueológicos. China ha tomado la delantera en la cartografía de los fondos oceánicos.
La promesa de encontrar riquezas minerales está estimulando la investigación.
«La minería de los fondos marinos se ha convertido en una nueva frontera de la competencia internacional en ciencia, tecnología y recursos», declaró Ye Cong en marzo.
«Hay muchos nódulos polimetálicos en el fondo del océano que contienen ricas concentraciones de níquel, cobre, manganeso y cobalto, esenciales para la industria de las energías renovables», añadió el subdirector del Centro de Investigación Científica Naval de China en Wuxi, en la provincia oriental china de Jiangsu.
Los fondos marinos del mar de China Meridional, una de las zonas marítimas más disputadas del mundo, son objeto de proyectos dignos de noticias de ciencia ficción. En 2018, la Academia China de Ciencias de Pekín lanzó un proyecto de base en alta mar para operaciones científicas y de defensa llevadas a cabo por drones sin piloto. Una especie de Atlántida de la inteligencia artificial. Un proyecto alentado por el presidente chino: «no hay camino en alta mar, no necesitamos correr [detrás de otros países], nosotros somos el camino», dijo entonces Xi Jinping.